Interrupción de las obras
41Cuando los rivales de Judá y Benjamín se enteraron de que los desterrados estaban construyendo el templo del Señor, Dios de Israel, 2se presentaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas de familia, y les dijeron:
-Vamos a ayudaros, porque también nosotros servimos a vuestro Dios, igual que vosotros, y le ofrecemos sacrificios desde que Asaradón de Asiria nos instaló aquí.
3Zorobabel, Josué y los demás cabezas de familia les respondieron:
-No edificaremos juntos el templo de nuestro Dios. Lo haremos nosotros solos, como ha mandado Ciro de Persia.
4Entonces los colonos extranjeros se dedicaron a desmoralizar a los judíos y a intimidarlos para que dejasen de construir. 5Desde tiempos de Ciro hasta el reinado de Darío de Persia estuvieron sobornando consejeros que hicieran fracasar sus planes.
6Cuando Jerjes subió al trono, al comienzo de su reinado, redactaron una denuncia contra los habitantes de Judá y Jerusalén. 7Y en tiempos de Artajerjes, Bislán, Mitrídates, Tabeel y demás colegas enviaron un informe a Artajerjes de Persia. El documento estaba redactado en arameo, con aclaraciones también en arameo.
8El gobernador Rejún y el secretario Simsay escribieron al rey Artajerjes una carta contra Jerusalén. 9Exactamente, la firmaron el gobernador Rejún, el secretasrio Simsay, sus demás colegas, los jueces y los legados, funcionarios persas, ciudadanos de Uruc, Babilonia, Susa -es decir, elamitas- 10los restantes pueblos que el ilustre emperador Asurbanipal deportó e instaló en las ciudades de Samaría y en el resto de Transeufratina, etc.
11Copia de la carta que enviaron:
<<Al rey Artajerjes, tus súbditos, habitantes de Transeufratina, etc.
>>Comunicamos al rey que los judíos que han venido de tu región piensan reconstruir Jerusalén, ciudad rebelde y perversa; están dispuestos a levantar la muralla y ya han echado los cimientos. 13Sepa el rey que si reconstruyen esta ciudad y levantan sus murallas no seguirán pagando tributo, contribución ni peaje, lo que en definitiva perjudicaría a su majestad.
14>>Como nosotros vivimos a sueldo de la corona, no podemos tolerar esta ofensa a su majestad y le comunicamos lo que ocurre. 15Que investiguen en los anales de tus predecesores y verás como se trata de una ciudad rebelde, que trae de cabeza a los reyes y a las provincias y que ha estado siempre fomentando insurrecciones. Por eso la destruyeron.
16>>Nosotros hacemos saber al rey que, si se reconstruye esta ciudad y se terminan sus murallas, perderás pronto los territorios de Transjordania>>
17El rey respondió:
<<Al gobernador Rejún, al secretario Simsay y a sus demás colegas que residen en Samaría y en las restantes localidades de Transeufratina; paz, etc.
18>>Me han leído una traducción del documento que enviasteis. 19Mandé investigar el caso y, efectivamente, esa ciudad se ha rebelado desde antiguo contra los reyes y se han producido en ella sediciones y revueltas. 20En Jerusalén ha habido reyes poderosos que dominaban toda Transeufratina, y a los que se pagaban impuestos, contribuciones y peajes. 21Ordenad, pues, que se impida a esos hombres reconstruir la ciudad hasta nueva orden. 22Guardaos de actuar con negligencia en este asunto, para que no empeore la situación en perjuicio de los reyes>>.
23Cuando leyeron al gobernador Rejún, al secretario Simsay y a sus demás colegas la copia del documento del rey Artajerjes, se dirigieron en seguida a Jerusalén, a los judíos, y les obligaron con las armas a detener las obras. 24Se suspendieron, pues, las obras del templo de Jerusalén y estuvieron paradas hasta el año segundo del reinado de Darío de Persia.
Explicación.
Este capítulo tiene una coherencia temática, la oposición a las obras, pero no sigue el orden cronológico. Además, a partir de v.8 el relato discurre en arameo.
Es fácil reconstruir el orden cronológico enlazando el comienzo con el final, 1-5 y 24, para explicar por qué se suspendieron las obras unos años. Entres esas dos partes coherentes de una narración, que responde al tiempo de Ciro, se ha metido la cuña (6) sobre Jerjes y otra (7-23) sobre Artajerjes, por parentesco temático. El capítulo siguiente nos hablará de sucesos semejantes bajo el reinado de Darío. En resumen, las incidencias están en el texto en el siguiente orden: bajo Ciro (4,1-5); Jerjes (6); Artajerjes (7-23); Ciro y Cambises, 24; Darío, 5 y 6. La última sección incluye el edicto de tolerancia de Ciro, y se trata con mayor amplitud por su importancia histórica, realzada por la actividad de dos profetas. Para restablecer el orden cronológico basta ordenar así: Ciro, Darío, Jerjes y Artajerjes.
4,1 Los rivales se identifican a sí mismos como descendientes de los colonos trasladados por los asirios. No de la deportación realizada por Salmanasar (según 2 Re 17), sino de una supuesta, realizada por Asaradón. La descripción de 2 Re 17 ilustra perfectamente el asunto: los colonos extranjeros habían aprendido a venerar al Dios de Israel junto con sus dioses. Eran representantes de un sincretismo religioso inconciliable con la fe israelítica. Puede ser que parte de estos colonos tuvieran que desalojar sus tierras durante la expansión de Josías; a la caída de Judá podrían recobrarlas y extenderse hacia el sur. Al cambiar la situación con el nuevo Imperio, al ver que los favorecidos son ahora los judíos, los vecinos quieren sacarle partido. Lo que suena como oferta de colaboración es en realidad un modo de incorporarse al grupo para compartir sus privilegios.
4,2-3 Esto significa un peligro grave para la naciente comunidad. Que se incorporen extranjeros por conversión religiosa no queda excluido; pero la aceptación de un grupo compacto de sincretistas religiosos invalidaría de raíz el esfuerzo renovador. Las autoridades judías rechazan la oferta apelando a la autoridad del emperador, sin explicar sus razones profundas, que podrían herir. Un tono polémico puede escucharse en oponer Ciro de Persia a Asaradón de Asiria, el señor del momento, a un recuerdo caducado.
4,4 "Colonos extranjeros" traduce la conocida expresión hebrea ´am ha´ares, suponiendo que la narración continúa sin cambiar de sujeto. El término hebreo designó un tiempo los terratenientes ricos o acomodados con voz activa en la política; ahora comienza a designar un grupo hostil. También podría incluir a gente del campo que no fue a Babilonia y que durante el destierro se había contaminado religiosamente.
4,5 Si los repatriados cuentan con el apoyo del emperador lejano, los colonos saben ganarse el apoyo de los burócratas subalternos, que deciden en la práctica las cuestiones. Había muchos medios legales para boicotear a los advenedizos sin enfrentarse directamente con el emperador o con el gobernador, que residía al parecen en Damasco.
4,6 Pudo suceder cuando Jerjes volvía de reprimir una rebelión en Egipto, entre la primera y la segunda guerra de los persas con los griegos.
4,7 El siguiente episodio cae en un momento no precisado del reinado de Artajerjes; podemos suponer que precede cronológicamente al que sigue en el texto. No sabemos el contenido del informe; por el contexto hemos de suponer que se trataba de una denuncia.
El arameo se había ido extendiendo primero como lengua comercial de las caravanas y después como lengua común de poblaciones mixtas en tiempo de grandes deportaciones. Cuando los persas se hicieron con el mando emplearon como lengua franca para todos los territorios occidentales, incluido Egipto, el arameo. Se fueron formando poblaciones bilingües y muy pronto el arameo fue la lengua hablada, el hebreo fue la lengua culta y religiosa. Los judíos de la colonia egipcia de Elefantina escriben en arameo sus documentos oficiales. Los monarcas persas tenían que disponer de un numeroso cuerpo de intérpretes en sus cancillerías; los gobernadores locales de Occidente tenían que ser bilingües.
Esto explica que haga su aparición en textos seguidos del AT la lengua aramea.
4,8 Es probable que se trate del gobernador de la provincia de Samaría, subordinado al sátrapa de la región Transeufratina y superior de los prefectos locales, incluido el de Jerusalén.
4,9 Nos resulta extraña esa coalición de firmantes de tan diversas regiones. Lo más sencillo es suponer que en Samaría había todavía colonias de elamitas, descendientes de los rebeldes, que Asurbanipal deportó al derrotar a su hermano Samasumukin. Es lo que sugiere el texto.
4,12 Podría tratarse de nuevas caravanas o de descendientes de repatriados del siglo precedente. El movimiento de Babilonia no cesaría en aquel tiempo; los ya instalados invitarían a sus hermanos residentes en el extranjero. Como Jerusalén para esas fechas estaba bastante reconstruida, lo que asustó a las poblaciones vecinas era el trabajo de construir la muralla, que convertiría a Jerusalén en plaza fuerte.
En los oráculos de Ezequiel lleva la comunidad judía el sobrenombre "Casa Rebelde"; se entiende, contra Dios. Aquí le dan el mismo título los enemigos, pensando en las frecuentes rebeliones en tiempos de Asiria y Babilonia. Artajerjes era un monarca impresionable en quien podían hacer mella estas noticias históricas.
4,13 También es cierto históricamente que muchas veces la rebelión de los vasallos no llegaba a las armas, sino que consistía simplemente en negar los tributos prometidos con juramento de vasallaje. Se deduce de estas líneas que Nehemías tuvo buen cuidado de pagar fielmente los tributos; sus enemigos tienen que acusarlo de supuestas intenciones.
4,14 Indudablemente, las autoridades tenían que vigilar atentamente e informar al gobierno central. Pero también es verdad que muchas veces los subordinados buscan congraciarse con el superior denunciando a otros súbditos.
4,15 No puede referirse a los predecesores persas, pues en esta etapa no había habido ni reyes ni rebeliones en Judá. Tiene que referirse a los predecesores en Babilonia y supone que se conservan sus archivos. Ya hemos visto cómo estos documentos se remontan a soberanos asirios, concretamente al fundador de la gran biblioteca, Asurbanipal.
4,16 La previsión es desorbitada. Los denunciantes fingen una Jerusalén capaz de encabezar una rebelión general o al menos capaz de contagiar con su ejemplo a toda una serie de provincias. Esto sin negar la posición estratégica de Judá en la zona vecina al mar y cerca de Egipto.
4,20 Corresponde a las épocas en que reinos vecinos eran vasallos o pagaban impuestos a monarcas israelitas (Moab, Edom, Damasco, etc.). En más de una profecía dinástica se extiende el poder "desde el Éufrates hasta el torrente de Egipto", exactamente la región de Transeufratina. Eso ha dejado de ser una pretensión política de los repatriados, que aceptan la situación de vasallaje. Esta actitud fue prudencia política y salvación para los judíos: si en aquella época hubieran sido un reino más, habrían sido arrollados o tragados por los extranjeros; como provincia de un vasto imperio, viven bajo su protección.
Artajerjes (según el tenor de la carta) creyó muy fácilmente a los falsos informadores, lo cual no contradice a cuanto sabemos de su carácter y actuación.
4,23 Los judíos tuvieron que aceptar de momento la intimación, hasta que se presentase otra ocasión favorable. Será la contribución de Nehemías.
4,24 El resultado es que los judíos se desanimaron e interrumpieron las obras. Se sintieron contentos con el culto regular ofrecido en el altar legítimo y dedicaron su esfuerzo a la reconstrucción civil. Ageo da a entender que a las presiones externas se sumó la dejadez y el cansancio de los repatriados. Quizá se había hecho ilusiones con una reconstrucción fulminante y casi milagrosa, quizá esperaban la aportación generosa de otros pueblos, como lo había cantado Isaías Segundo; no aguantaron el choque con la realidad. Pasados quince años, Dios tuvo que enviarles dos vigorosos profetas para que continuasen la tarea apenas comenzada. Entre tanto murió Ciro, subió al trono Cambises, sometió Egipto, estalló la rebelión del embaucador Smerdis, murió Cambises, Darío hubo de desplegar toda su energía para someter diversas rebeliones y afirmarse en el trono. En seguida inició una inmensa obra de organización del imperio.
Históricamente siguen los caps. 5-6, completados con los oráculos de Ageo y Zacarías.
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