lunes, 16 de noviembre de 2020

ESDRAS. CAPÍTULO X

 101Mientras Esdras, llorando y postrado ante el templo de Dios, oraba y hacía esta confesión, una gran multitud de israelitas -hombres, mujeres y niños- se reunió junto a él llorando sin parar.

2Entonces Secanías, hijo de Yejiel, descendiente de Elam, tomó la palabra y dijo a Esdras:

-Hemos sido infieles a nuestro Dios al casarnos con mujeres extranjeras de los pueblos paganos. Pero todavía hay esperanza para Israel. 3Nos comprometemos con nuestro Dios a despedir a todas las mujeres extranjeras y a los niños que hemos tenido de ellas, según decidas tú y los que respetan los preceptos de nuestro Dios. Cúmplase la Ley. 4Levántate, que este asunto es competencia tuya y nosotros te apoyaremos. Actúa con energía.

5Esdras se puso en pie e hizo jurar a los príncipes de los sacerdotes, a los levitas y a todo Israel que actuarían de esa forma. 6Ellos lo juraron. Entonces Esdras salió del templo y fue al aposento de Yehojanán, hijo de Elyasib, donde pasó la noche. Pero en señal de duelo no comió ni bebió, entristecido como estaba por la infidelidad de los desterrados.

7Pregonaron por Judá y Jerusalén que todos los deportados se reunieran en Jerusalén. 8Al que no acudiese en el plazo de tres días establecido por las autoridades y los senadores le incautarían los bienes para el Señor y lo expulsarían de la comunidad de los desterrados. 9Al tercer día estaban en Jerusalén todos los judíos y benjaminitas. Era el veinte de diciembre. Todo el pueblo se encontraba en la explanada del templo, temblando a causa del problema y de la lluvia intensa. 10El sacerdote Esdras se puso en pie y les dijo:

-Habéis pecado al casaros con mujeres extranjeras, agravando la culpa de Israel. 11Ahora, confesadlo al Señor, Dios de vuestros padres, cumplid su voluntad y separaos de los pueblos paganos y de las mujeres extranjeras.

12Toda la comunidad respondió en alta voz:

13-Haremos lo que nos dices. Pero somos muchos, y en época de lluvias no hay quien resista a la intemperie. El problema no se resuelve en un día ni en dos, porque somos muchos los que hemos cometido este pecado. 14Sería mejor que nuestros jefes representasen a toda la comunidad. Los ciudadanos que se hayan casado con una extranjera se presentarán cuando los llamen, junto con los concejales y jueces de cada pueblo, hasta que apartemos la cólera de Dios que hemos provocado con tal conducta.

15Sólo se opusieron Jonatán, hijo de Asael, y Yajzías, hijo de Tiquá, apoyados por Mesulán y por el levita Sabtay.

16Los desterrados lo hicieron así. El sacerdote Esdras escogió algunos cabezas de familia, según sus linajes, designándolos nominalmente. El uno de diciembre se sentaron a examinar el asunto 17y el uno de marzo terminaron con toos los hombres que se habían casado con mujeres extranjeras.

18Sacerdotes casados con extranjeras: Maseyas, Eliezer, Yarib y Guedalías, descendientes de Josué, hijo de Yosadac, y de sus hermanos; 19se comprometieron a dejar sus mujeres y a ofrecer un carnero por su reato. 20Jananí y Zebadías, descendientes de Imer. Maseyas, Elías, Semayas, Yejiel y Uzías, 21descendientes de Jarín. 22Elioenay Maseyas, Ismael, Netanel, Yozabad y Elasá descendientes de Pasjur.

23Levitas: Yozabad, Semeí, Quelayas, que era quelita, Petajías, Judá y Eliezer.

24Cantores: Eliasib.

Porteros: Salún, Telen y Urí.

25Seglares: Ramías, Yizías, Malquías, Miyamín, Eleazar, Malquías y Benayas, descendientes de Farós. 26Matanías, Zacarías, Yejiel, Abdí, Yeremot y Elías, descendientes de Elam. 27Elioenay, Eliasib, Matanías, Yeremot, Zabat y Azizá, descendientes de Zatú. 28Juan, Ananías, Zabay y Atlay, descendientes de Bebay. 29Mesulán, Maluc, Adayas, Yasub, Seal y Yeramot, descendientes de Baní. 30Adná, Quelal, Benayas, Maseyas, Matanías, Besalel, Binuy y Manasés, descendientes de Pajat Moab. 31Eliezer, Yesiyas, Malquías, Semayas, Simeón, 32Benjamín, Maluc y Semarías, descendientes de Jarín. 33Matnay, Matatá, Zabad, Elifélet, Yeremay, Manasés y Semeí, descendientes de Jasún. 34Descendientes de Baní: Maday, Amrán, Uel, 35Benayas, Bedías, Queluhí, 36Vanías, Meremot, Eliasib, 37Matanías, Matenay, Yasay, Baní, 38Binuy, Semeí, 39Selemías, Natán, Adayas, 40Macnadbay, Sasay, Saray, 41Azarel, Selemías, Semarías, 42Salún, Amarías y José, 43Yeguiel, Matitías, Zabad, Zebiná, Yaday, Joel y Benayas, descendientes de Nebó.

44Todos éstos se habían casado con extranjeras y despidieron a sus mujeres y a sus hijos.

Explicación.

10,1 La posición de rodillas expresa esa incapacidad de "estar en pie ante o frente a Dios". El "templo" significa aquí el edificio, el grupo se reúne en el atrio espacioso.

10,2 No sabemos si esta intervención estaba convenida de antemano; al menos estaba pretendida. La expresión "mujer extranjera", especialmente sin el sustantivo, llega a significar en contextos sapienciales "la ramera" (Prov 5,15-20); no así en el presente contexto.

10,3 Secanías propone una solución tajante, que es como una excomunión general. El propósito será ratificado en un compromiso formal con Dios, de modo que tenga validez religiosa definitiva. Secanías piensa que en eso reside la "esperanza para Israel": en el triunfo de los "observantes de la Ley".

10,4 "Competencia": ¿como sacerdote experto en la Ley o por autoridad recibida del emperador? La primera competencia sería más bien teórica, la segunda es la que interesa en el momento.

10,6 "No comió ni bebió": expresión calcada de Éx 34,28 (Moisés en el monte).

10,7-8 La comunidad del pueblo escogido se sigue llamando "los desterrados", aunque la mayoría son nacidos en Judá; como si el destierro fuera la clave de la continuidad (cfr. Jr 24). La incautación sagrada entra en la legislación de Lv 27,28 en cuanto a la apropiación por el Señor.

10,10 Vemos cómo la comunidad de desterrados se identifica con Israel.

10,11 Esdras quería actuar en caliente, contando con el entusiasmo inicial. Aunque en el v.5 dice que tomó juramento a todo Israel, el contexto lo restringe a los presentes. Sólo después del pregón se reunieron todos los representantes e interesados.

10,13-14 La propuesta tiene en cuenta los trámites legales de cada caso, investigación y resolución, con todas las consecuencias para el nuevo estado civil de los interesados.

10,15 No está claro si la oposición se refiere a toda la reforma o a la propuesta sobre el modo paulatino de realizarla.

10,16-17 Esdras nombra una comisión de seglares y trabaja con ellos durante tres meses. Durante ellos tratan 113 casos positivos, algo más de dos casos por día. Podemos calcular que habría casos dudosos que no entraron en la lista final. Un matrimonio implicaba problemas económicos con la familia que había entregado la mujer y con posibles compradores. No se trataba sólo de rescindir o declarar nulo un contrato, sino también de buscar un nuevo acomodo. Se comprende que Esdras necesitase poderes del emperador para tal enfrentamiento con poblaciones locales.

10,18-43 Comparando la lista con la de los repatriados (cap. 2), observamos que casi todos los casos responden a descendientes de familias de la primera caravana; los cuatro grupos sacerdotales están complicados, nueve (o diez) de los veinticinco grupos seglares. El segundo Baní citado (v. 34) podría ser error por Bigvay (2,14). Quedan fuera de la lista: los donados, los repatriados conocidos por la localidad de procedencia y no por el apellido, los no deportados. Si los últimos no pertenecían a la nueva comunidad, según el concepto de Esdras, los segundos, no podían ser excluidos. La lista podría sugerir que Esdras limitó su reforma a los sacerdotes, levitas y patricios, como núcleo responsable y ejemplar de la comunidad judía. Aun así, preguntamos: ¿no podían aquellas mujeres haberse convertido de corazón al judaísmo? Donde se diera el caso, la medida del letrado resultaba mas racial que religiosa.

10,44 La segunda mitad del verso es conjetural. Con este despido de mujeres e hijos termina (en la interpretación adoptada) la historia de Esdras y de la comunidad hasta que vuelva a tomar la pluma un historiador para contarnos los hechos de mediados del siglo II a. C. Más de doscientos cincuenta años de silencio.

Esdras desaparece de la escena dejando a los suyos un ideal de segregación para mantener la identidad nacional y la pureza religiosa. Su legado es la interpretación rigorista de la Ley; su ejemplo podía ser invocado por los grupos menos tolerantes. Nos gustaría saber cuáles eran las abominaciones de otros pueblos a que se refiere en su reforma: suponemos que en primer término la idolatría, después algunas costumbre sexuales; ¿también la no observancia de algunos tabúes alimenticios?

También legó Esdras su nombre a la leyenda, aunque Jesús Ben Sira, "el Eclesiástico", no recoge su nombre en su loa de varones ilustres de Israel.

ESDRAS. CAPÍTULO IX

 El problema de los matrimonios con extranjeras (Neh 13)

91Más adelante se me acercaron las autoridades para decirme:

-El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas han cometido las mismas abominaciones que los pueblos paganos, cananeos, hititas, fereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos; 2ellos y sus hijos se han casado con extranjeras, y la raza santa se ha mezclado con pueblos paganos. Los jefes y los consejeros han sido los primeros en cometer esta infamia.

3Cuando me enteré de esto, me rasgué los vestidos y el manto, me afeité la cabeza y la barba y me senté desolado. 4Todos los que respetaban la Ley del Dios de Israel se reunieron junto a mí al enterarse de esta infamia de los deportados. Permanecí abatido hasta la hora de la oblación de la tarde. 5Pero al llegar ese instante acabé mi penitencia, y con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, 6diciendo:

-Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza y nuestra culpa llega al cielo. 7Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas, y por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes y sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. 8Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. 9Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.

10>> Y ahora, Dios nuestro, ¿qué podemos decir después de todo esto? 11Hemos abandonado los preceptos que nos diste, por medio de tus siervos los profetas, diciendo: "La tierra que vais a poseer es una tierra manchada por la inmundicia de los pueblos paganos, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo a otro, por sus impurezas. 12Por consiguiente, no entreguéis vuestras hijas a sus hijos ni caséis a vuestros hijos con sus hijas; no pretendáis nunca su alianza ni su favor; así os haréis fuertes, comeréis los frutos de la tierra y se la legaréis a vuestros hijos para siempre".

13>> Después de todo lo que nos ha ocurrido por nuestras malas acciones y nuestra grave culpa -aunque tú, Dios nuestro, has estimado por lo bajo nuestros delitos y nos has dejado salir con vida-, 14¿volveremos a violar tus preceptos, emparentándonos con estos pueblos abominables? ¿No te irritarías hasta acabar con nosotros sin dejar un resto con vida?

15>> Señor, Dios de Israel, este resto que hoy sigue con vida demuestra que eres justo. Nos presentamos ante ti como reos, pues después de lo ocurrido no podemos enfrentarnos contigo>>.


Explicación.

9 En este capítulo y en el siguiente narra Esdras su acción en un asunto que considera trascendental: la cuestión de los matrimonios mixtos. ¿Traía ya el asunto en programa cuando volvió de Babilonia? El relato comienza con un empalme indefinido y el autor habla como si no estuviera enterado del problema, como si otros hubieran tomado la iniciativa. ¿Qué encontraba el "experto letrado" en la Ley? En los libros históricos podía ver a un Abrahán ansioso por casar a su hijo con una mujer del clan (Gn 24,4.10), y algo semejante en el caso de Jacob (Gn 28,1-2); pero a la vez encontraba que José se casaba con una extranjera (Gn 41,45), y lo mismo Moisés, sin que Dios lo reprobara (Éx 2,21; Nm 12,1). David y Salomón tomaron mujeres extranjeras por razones políticas o por amor, sin peligro para el primero, con graves consecuencias para el segundo. En Rut semejantes matrimonios aparecen como cosa natural. Si los prohíben enérgicamente Ex 34,16 y Dt 7,1-4, los permite Dt 20,14ss y 21,10ss. El letrado tendrá que interpretar los textos según la situación presente.

Esdras lo reprueba con toda el alma: lo llama infamia, pecado, reato, también delito, mala acción, infracción de la Ley (los tres últimos, en el texto de confesión). Reacciona con pasión y energía. ¿Por qué?

En sus palabras apunta el motivo racial y de identidad nacional: "La raza (= semilla) santa se ha mezclado", domina el peligro religioso de la contaminación. El peligro de idolatría o sincretismo era lo que motivaba la prohibición de Éx y Dt, un peligro que se volvería a presentar. En una época de convivencia relativamente pacífica de muchos pueblos dentro de un gran Imperio unificado, el peligro máximo era perder la identidad nacional, que era de signo religioso; el peligro ya no era ser aplastados o arrollados por tropas enemigas. El ejemplo de Samaría se asomaba amenazando. De poco valía un templo único si las familias los acompañaban con cultos y ritos extraños; de poco valía la muralla levantada por Nehemías si se colaba dentro el tentador: "si la mujer que se acuesta en tus brazos te incita a escondidas..." (Dt 13,7).

Es el peligro de cometer las "abominaciones" de los paganos, de caer en su "impureza", tanto en el culto como en el modo de vida. Si los judíos no conservan pura su fe, ¿qué función específica conservan en medio de los pueblos?; si quebrantan el mandato del Señor lo irritarán y serán aniquilados. Si Jerusalén quería conservar una posición rectora en la desperdigada "comunidad" de los judíos, tenía que conservar enérgicamente su identidad e integridad.

Este parece haber sido el razonamiento de Esdras (puede completarse con las indicaciones de Nehemías en 13,23-27). El registro dio un total de 113 casos: ¿tantos como para poner en peligro una población de muchos millares? Los judíos repatriados llevaban ya más de un siglo en Judá: a lo mejor faltaron en alguna ocasión mujeres, ya que todavía se practicaba la poligamia; o bien las frecuentes relaciones con otras poblaciones ofrecían ocasiones frecuentes para emparentar con ellas. La acción enérgica de Esdras pretende cortar y prevenir.

La lista de pueblos citados es el viejo septenario, más Egipto: es una alusión al Dt más que una descripción realista, o una mezcla de lo presente con lo pasado.

9,2 "Semilla santa": según expresión de Is 6,13 (anuncio de restauración). "Se ha mezclado": según la expresión de Sal 106,35 (liturgia penitencial).

9,3 La reacción de Esdras resulta teatral. No se dispone a actuar, sólo extrema sus gestos y palabras de dolor: para contagiar a otros, para hacerse rogar. En otros tiempos, un Jeremías o un Ezequiel ejecutaban pantomimas para pronunciar sus oráculos y denunciar sus pecados a los israelitas; el letrado no dispone de oráculos, pero sabe recurrir a gestos dramáticos.

Como la actuación es modelo penitencial, conviene notar los ritos y el texto. Primero, la penitencia que se hace sentado en el suelo, en silencio, con muestras convencionales de luto; después viene la confesión de los pecados, que se hace de rodillas con los brazos en alto, acompañado con llanto la súplica.

9,4 Esto lo hace el sacerdote en un sitio patente del templo, acompañado de un grupo que va engrosando. "Los que respetaban...": el sentido podría ser también: "Todos los que temían las amenazas de Dios por esa infamia...". El atardecer es la hora penitencial en Sal 30,6 y en Dn 9,21 (texto parecido al presente).

9,5 De rodillas como postura cúltica: 1 Re 8,54; 19,18; Dn 10,10.

9,6 "Llega al cielo", por su masa, porque se acumula; también porque provoca la mirada y reacción de Dios.

9,6-15 La confesión de los pecados responde a un modelo que se repite después del destierro (Neh 9; Dn 9; Bar 1,15-3,8). La situación es de juicio bilateral o careo entre Dios y el pueblo; es decir, Dios no se presenta como juez, sino comparte ofendida. De las dos partes, una tiene razón y otra no, una es inocente y la otra culpable, una es justa y la otra es injusta. A la acusación (al menos implícita) del Señor responde el hombre confesando su culpa y la correlativa inocencia de Dios en las relaciones mutuas. En esta confesión es frecuente remontarse a los pecados de los antepasados, haciéndose solidario de ellos; el pecado se amplifica con agravantes diversos -repetición, gravedad, no escarmentar-; después viene la súplica de perdón y la promesa de enmienda.

El texto que aquí leemos es típico, adaptado a la situación presente. Esdras se hace portavoz de la comunidad. No es difícil escuchar en sus palabras reminiscencias de salmos penitenciales.

9,7 La situación actual continúa la precedente en cuanto son un pueblo vasallo, una simple provincia de un imperio.

9,8 El momento de gracia es el favor del soberano. Is 54,8 afirma que la cólera es brevísima; el favor, duradero; la plegaria de Esdras deja una impresión más pesimista. Una "estaca" con que clavar una tienda de campaña o como clavo en la pared del que cuelgan utensilios: la primera interpretación se inspira en la visión de la tierra y la ciudad como una gran tienda de campaña que acoge a los ciudadanos (Is 54,2); la segunda se inspira en is 22,23-24. En ambos casos, la estaca sería metáfora del jefe de la comunidad, designada aquí como "resto". Se trataría del jefe civil, es decir, de Nehemías, si todavía ejercía el poder; no parece que se refiera al descendiente de David, Jatús hijo de Secanias (8,3).

"Dando luz...": Sal 13,4 (conservar la vida); Prov 29,13. La esclavitud es el vasallaje, evocando de paso la esclavitud de Egipto.

9,9 La tapia figura como metáfora de protección de límites: referida a Jerusalén, es la muralla reconstruida por Nehemías; referida a Judá, es la frontera definida frente a los pueblos vecinos.

9,11-12 Las frases provienen más bien de la Ley. Entre los profetas, el sacerdote Ezequiel tiene expresiones semejantes (22,10; 36,17). La promesa final no es una consecuencia obvia de la pureza racial, sino premio o bendición divina por la observancia de la Ley. Una Ley de signo cúltico que prohíbe el contacto con objetos y personas contaminadas: el pueblo "consagrado" no puede juntarse con pueblos contaminados so pena de contaminación y execración.

9,13-14 Aceptando el último castigo como escarmiento saludable y reconociendo que ha sido inferior a la culpa, Esdras pronuncia el propósito de enmienda en forma de interrogación retórica. is 40,2 indica que el castigo ha sido mayor de lo merecido; en cambio, Sal 103,10 dice que "no nos trata como merecen nuestros pecados". El haber dejado un resto es el límite puesto siempre al castigo merecido.

9,15 En las relaciones de Dios con su pueblo, Dios ha cumplido su palabra, y por eso es justo, inocente, tiene razón; que ha cumplido su palabra lo prueba la vida de ese resto. En cambio, Israel no ha cumplido su palabra, su promesa de vasallaje y obediencia; por eso es reo, culpable, incapaz de subsistir en el pleito con Dios. Sólo puede apelar a la misericordia.

ESDRAS. CAPÍTULO VIII

 81Lista de los cabezas de familia, indicando su genealogía, que subieron conmigo desde Babilonia durante el reinado de Artajerjes:

7De los descendientes de Fineés, Guersón.

De los descendientes de Itamar, Daniel.

3De los descendientes de David, Jatús, hijo de Secanías.

De los descendientes de Farós, Zacarías y ciento cincuenta registrados con él.

4De los descendientes de Pajat Moab, Elioenay, hijo de Zerajías, con doscientos varones.

5De los descendientes de Zatú, Secanías, hijo de Yajziel, con trescientos varones.

6De los descendientes de Adín, Ebed, hijo de Jonatán, con cincuenta varones.

7De los descendientes de Eam, Isaías, hijo de Atalías, con setenta varones.

8De los descendientes de Sefatías, Zebadías, hijo de Miguel, con ochenta varones.

9De los descendientes de Joab Abdías, hijo de Yejiel, con doscientos dieciocho varones.

10De los descendientes de Baní, Selomit, hijo de Yosifías, con ciento sesenta varones.

11De los descendientes de Bebay, Zacarías, hijo de Bebay, con veintiocho varones.

12De los descendientes de Azgad, Juan, hijo de Hacatán, con ciento diez varones.

13De los descendientes de Adonicán, los últimos, llamados Elifélet, Yeguiel y Semayas, con sesenta varones.

14De los descendientes de Bigvay, Utay y Zabud, con setenta varones.

El viaje a Jerusalén

15Los reuní junto al río que corre hacia Ahavá; acampamos allí tres días, y observé que había seglares y sacerdotes, pero no encontré levitas. 16Entonces envié a los jefes Eliezer, Ariel, Semayas, Elnatán, Yarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesután, y a Yoyarib y Elnatán, hombres prudentes, 17con la orden de presentarse a Idó, jefe de la localidad de Casifía, a fin de que nos proporcionaran empleados para el templo de nuestro Dios. 18Gracias a Dios, nos enviaron un hombre prudente, descendiente de Majlí, de Leví, de Israel: Serebías, que vino con dieciocho personas entre hijos y hermanos. 19También nos enviaron a Yasabías e Isaías, descendientes de Merarí, con veinte entre hijos y hermanos. 20Y doscientos veinte donados, de los que David y las autoridades destinaron al servicio de los levitas. Todos fueron designados nominalmente.

21Allí, junto al río Ahavá, proclamé un ayuno para hacer penitencia ante nuestro Dios y pedirle un feliz viaje para nosotros, nuestros niños y nuestros bienes. 22Porque nos daba reparo pedirle al rey infantes y jinetes que nos protegiesen de los enemigos durante el viaje, después de haberle dicho: <<Nuestro Dios protege a los que le sirven, mientras su poder y su cólera se vuelven contra los que lo abandonan>>. 23Por esta intención ayunamos y suplicamos al Señor, que nos atendió benignamente.

24Escogí a doce príncipes de los sacerdotes y también a Serebías y Yasabías con diez de sus hermanos. 25Pesé ante ellos la plata, el oro y los objetos que el rey, sus consejeros y los israelitas residentes allí habían entregado como ofrenda al templo de nuestro Dios. 26Lo pesé, y les entregué diecinueve mil quinientos kilos de plata, cien objetos de plata que pesaban sesenta kilos y tres mil kilos de oro, 27veinte copas de oro de mil dáricos y dos objetos de bronce fino dorado, valiosos como el oro. 28Y les dije:

-Vosotros estáis consagrados al Señor. Estos objetos son sagrados y la plata y el oro son ofrendas voluntarias al Señor, Dios de nuestros padres. 29Vigiladlos y guardadlos hasta que los peséis en Jerusalén, en las salas del templo, delante de los príncipes de los sacerdotes, los levitas y los cabezas de familia de Israel.

30Los sacerdotes y levitas tomaron la plata, el oro y los objetos que habían contado para llevarlos a Jerusalén, al templo de nuestro Dios.

31El doce de marzo partimos del río Ahavá y nos encaminamos hacia Jerusalén. Nuestro Dios nos protegió y nos libró de enemigos y salteadores durante el viaje. 32Llegamos a Jerusalén y descansamos allí tres días. 33El cuarto contamos la plata, el oro y los objetos en el templo de nuestro Dios y se los entregamos al sumo sacerdote, Meremot, hijo de Urías, en presencia de Eleazar, hijo de Fineés, y de los levitas Yozabad, hijo de Josué,  Noadías, hijo de Binuy. 34Tras contar y pesar todo, se puso el inventario por escrito.

35Los deportados que volvían del cautiverio ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros setenta y siete corderos y doce machos cabríos como sacrificio expiatorio; todos en holocausto al Señor. 36Luego entregaron los decretos del rey a los sátrapas imperiales y a los gobernadores de Transeufratina, que ayudaron al pueblo y al templo de Dios.

Explicación.

En la lista encontramos primero dos sacerdotes y después un davídida. No parece que el descendiente de David volviera con poderes civiles, como en otros tiempos Zorobabel; con todo, se ve que el linaje es respetado.

Aparecen después doce jefes de familia, como reconstruyendo el número tradicional, aunque sin representar todas las tribus. En total resultan casi mil quinientos varones. Parece como si la comunidad de Judá necesitase periódicamente estos refuerzos de población venida de la diáspora. Estos grupos numerosos y compactos tenían que influir poderosamente sobre la comunidad. Por lo que se lee en capítulos posteriores, parece que estos nuevos repatriados conservaban con mayor pureza la identidad nacional y los ideales tradicionales. Si esto es cierto, comprendemos mejor que Esdras necesitara el respaldo del emperador y el apoyo de un fuerte grupo para enfrentarse con los abusos de la comunidad en Judá.

8,15-20 Ya apareció en la primera caravana de repatriados el bajo número de levitas. Se ve que sus perspectivas de trabajo en la patria no contrarrestaban las ventajas de su situación en la diáspora.

8,21-23 Aquí vemos al guía espiritual de la caravana. Un viaje tan largo era un riesgo repetido por las bandas de salteadores que acechaban las rutas caravaneras; el riesgo se multiplicaba cuando los peregrinos transportaban cargas valiosas. Por esta razón, el emperador o sus funcionarios habían ofrecido una escolta militar. Esdras podía haberla aceptado tranquilamente, pero prefirió jugar una carga peligrosa. Ante el emperador demostraba la grandeza de su Dios y el realismo de su confianza; a los peregrinos les enseñaba prácticamente a confiar en Dios más que en los hombres, según la pura tradición israelítica. Esto significaba una experiencia como de noviciado, como de viejos israelitas por el desierto a la salida de Egipto (Is 43,2).

Es tradicional que el desierto desempeñe la función de prueba. Los hombres que superen esa prueba llegarán curtidos, afincados en la confianza en Dios y capaces de valerse por sí mismos.

Esdras aceptó el apoyo político del rey, rechazó la protección militar. En su mismo nombre (=el Señor protege) lleva una prenda del cielo; el texto hebreo llama la atención delicadamente sobre el sentido del nombre.

8,22 Los dos versos suenan como cita o imitación de algún salmo (véase, por ejemplo, Sal 27,1-3).

8,24-27 La cantidad es muy elevada. Sabemos que muchos judíos habían prosperado en diversas regiones del Imperio, algunos formaban parte de la banca internacional. Con sus donativos para el templo profesaban su fidelidad judía. También los judíos de clase media traerían sus contribuciones. El que escribe estas líneas disfruta viendo el amor de tantos judíos al templo lejano. Y hasta puede insinuarnos el cumplimiento de algunas profecías: "vendrán las riquezas de todo el mundo y llenaré de gloria este templo. Mía es la plata, mío es el oro, oráculo del Señor de los ejércitos" (Ag 2,7-8).

El dato se puede leer sobre el fondo de la comunidad de Elefantina en Egipto, que había construido su propio templo, y de la comunidad samaritana, que lo construirá bien pronto. Esdras representa la pura tradición, del templo central único, punto de referencia, centro de unidad y atracción para los judíos posexílicos. En cierto modo, la obra del Cronista gravita hacia este momento, que, cronológicamente, es el final de la historia.

8,28-29 El que parecía despreocupado de la seguridad humana de los peregrinos extrema la atención en lo que se refiere a los dones votivos.

8,31 Esto significa que la Pascua los alcanza apenas comenzada la marcha. Del viaje no hay incidencias que contar. Todo se resume en la protección de Dios otorgada a los confiaron en él. En Jerusalén hubieron de recibir hospedaje de familiares y de otras personas antes de instalarse cada uno en su sitio.

8,35 Los repatriados se siguen llamando "los deportados que volvían del cautiverio", aunque su situación política era muy diversa. Ya no vivían forzados o explotados en tierra ajena, ya estaban arraigados en nuevas posesiones, en comunidades judías. Desde el punto de vista de Jerusalén y Judá, todo el resto era deportación, dispersión; desde el punto de vista de los dispersos, Jerusalén era centro espiritual que no exigía la presencia física. Esta polaridad de un centro y muchos centros define la situación de los judíos posexílicos. La vuelta es como una romería que culmina con la celebración en el templo. Los repatriados, una vez más, representan a todo Israel. La celebración no dejaría de impresionar a gente que no estaba acostumbrada al culto con sacrificios.

Este verso y el siguiente pasan a la tercera persona.

ESDRAS. CAPÍTULO VII

 Esdras llega a Jerusalén

71Años más tarde, durante el reinado de Artajerjes de Persia, Esdras, hijo de Serayas, de Azarías, de Jelcías, 2de Salún, de Sadoc, de Ajitub, 3de Amarías, de Azarías, de Merayot, 4de Zerajías, de Uzí, de Buquí, 5de Abisúa, de Fineés, de Eleazar, hijo del sumo sacerdote Aarón, subió de Babilonia. 6Era un letrado experto en la Ley que dio al Señor, Dios de Israel, por medio de Moisés. El rey le concedió todo lo que pedía porque el Señor, su Dios, estaba con él.

7El año séptimo del rey Artajerjes subieron a Jerusalén algunos israelitas, sacerdotes, levitas, cantores, porteros y donados. 8Llegaron a Jerusalén en julio del año séptimo del rye. 9El uno de marzo decidió salir de Babilonia y el uno de julio llegó a Jerusalén, con la ayuda de Dios, 10porque Esdras se había dedicado a estudiar la Ley del Señor para cumplirla y para enseñar a Israel sus mandatos y preceptos.

11Copia del documento que entregó el rey Artajerjes a Esdras, sacerdote-letrado, especialista en los preceptos del Señor y en sus mandatos a Israel:

12<<Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, doctor en la ley del Dios del cielo. Paz perfecta, etc.

13<<Dispongo que mis súbditos israelitas, incluidos sus sacerdotes y levitas, que deseen ir a Jerusalén puedan ir contigo. 14El rey y sus siete consejeros te envían para ver cómo se cumple en Judá y Jerusalén la ley de tu Dios, que te han confiado, 15y para llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, que habita en Jerusalén, 16además de la plata y el oro que recojas en la provincia de Babilonia y de los dones que ofrezcan el pueblo y los sacerdotes al templo de su Dios en Jerusalén. 17Emplea exactamente ese dinero en comprar novillos, carneros y corderos, con las oblaciones y libaciones correspondientes, y ofrécelos en el altar del templo dedicado a vuestro Dios en Jerusalén. 18El oro y la plata que sobren lo emplearéis como mejor os parezca a ti y a tus hermanos, de acuerdo con la voluntad de vuestro Dios. 19Los objetos que te entreguen para el culto del templo de tu Dios los pondrás al servicio de Dios en Jerusalén. 20Cualquier otra cosa que necesites para el templo te la proporcionarán en la tesorería real.

21>>Yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros de Transeufratina que entreguen puntualmente a Esdras, sacerdote, doctor en la Ley del Dios del cielo, todo lo que les pieda, 22hasta un total de tres mil kilos de plata, cien cargas de trigo, cien medidas de vino y cien de aceite; la sal sin restricciones. 23Hágase puntualmente todo lo que ordene el Dios del cielo con respecto a su templo, para que no se irrite contra el reino e rey y sus hijos. 24Y os hacemos saber que todos los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, donados y servidores de esa casa de Dios están exentos de impuesto, contribución y peaje.

25>>Tú, Esdras, con esa prudencia que Dios te ha dado, nombra magistrados y jueces que administren justicia a todo tu pueblo de Transeufratina, es decir, a todos los que conocen la Ley de tu Dios, y a los que no la conocen, enséñasela.

26>>Al que no cumpla exactamente la Ley de Dios y la orden del rey, que se le condene a muerte, o al destierro, o a pagar una multa, o a la cárcel>>.

27Bendito sea el Señor, Dios de nuestros padres, que movió al rey a dotar el templo de Jerusalén 28y me granjeó su favor, el de sus consejeros y el de las autoridades militares. Animado al ver que el Señor, mi Dios, me ayudaba, reuní a algunos israelitas importantes para que subiesen conmigo.

Explicación

7,1 En la expresión inicial cabe todo. Si aceptamos la hipótesis de la inversión cronológica en estos libros, los capítulos que siguen contienen la última información histórica de los presentes libros. Según esta hipótesis, la fecha original decía 37, que se convirtió en 7 atraída por el "sexto" de 6,15. El año 37 de Artajerjes es el 428 a. C.

La ordenación actual de los textos coloca primero al reformador religioso y después al civil, con un cambio de perspectiva respecto a la etapa en que Zorobabel va delante de Josué (Ag 2,4). Como Esdras había actuado un par de años antes junto con Nehemías, su estancia de Babilonia sería un viaje especial para recibir poderes del emperador.

Los que leen la fecha del texto colocan la primera actividad de Esdras el año 458, en tiempos agitados y difíciles para el Imperio, y lo hacen residente habitual de Babilonia.

Por la genealogía, Esdras (=Azarías) es descendiente del último sacerdote del primer templo, Serayas (2 Re 25,18-21), ejecutado por Nabusardán. La lista, según costumbre, se salta nombres intermedios.

7,6 Con Esdras surge una nueva clase intelectual y religiosa en la historia de los judíos: el letrado o experto en la Ley. La función pudo muy bien nacer y desarrollarse en el destierro, cuando faltaba el culto; entonces los sacerdotes preservaron sólo su función de intérpretes oficiales de la Ley; de la función cultivada con "diligencia" se formó la nueva clase. Un siglo más tarde, al acabarse prácticamente la clase profética, el experto de la Ley veía crecer su autoridad. La Ley era ante todo el cuerpo de prescripciones, pero también por extensión un cuerpo literario, que los letrados ayudaron a seleccionar, fijar, conservar y transmitir. De aquí pudo surgir la leyenda que hizo a Esdras el creador del primer canon de las Escrituras hebreas. En el presente libro, su actividad es legal.

A la protección del Señor se pudieron sumar los buenos oficios de su compañero Nehemías, que gozaba de gran influjo en la Corte y en la persona del emperador. La noticia significa algo más: el autor reconoce que Esdras recibe su potestad del rey pagano, que podrá urgir la Ley de Moisés en virtud de la ley de los persas. Esto es la corteza, porque es el Señor mismo quien dirige y controla la acción humanal. El emperador es, en la realidad profunda, una pieza intermedia y subordinada entre el Señor y su sacerdote Esdras.

7,7-9 Se forma una nueva caravana, constituida lo mismo que la del año 537 (los siervos de Salomón se incluyen en los donados). Esta breve noticia se amplifica más adelante.

7,10 Aquí tenemos descrita la vocación del "letrado": se dedica a estudiar para "practicar y enseñar". La observancia es parte de su profesión, es maestro también con el ejemplo. En Eclo 39 se describe esta profesión como la más ilustre.

7,11 Algunos detalles dan la impresión de que el texto ha sido elaborado por el autor a favor de Esdras. Aun contando con consejeros judíos en la corte y con la influencia de Nehemías, algunos particulares resultan inverosímiles. El rey eleva a Esdras de una competencia intelectual a una autoridad jurídica, y el letrado acepta sin objeciones semejantes poderes. El documento está citado en arameo.

7,14-16 La primera tarea es una inspección. Lo segundo es el permiso de reunir fondos y transportar la subvención real. Esto supera lo que hemos leído hasta ahora, pues Darío mandaba entregar un tanto de los tributos, Artajerjes hace una contribución personal. Además, el sacerdote podía recoger ofrendas voluntarias de sus paisanos y quizá también un tanto como impuesto personal (según Ex 30,11-15) para el servicio del templo.

7,17 Por un papiro de Elefantina sabemos que el rey Darío II regulaba la celebración de la Pascua por la comunidad judía y un mensajero judío transmitía la orden; esto sucedía en 419.

7,18 El particular puede recordar lo que narra Ex 36,5-7.

7,24 Tal exención de tributos es práctica que conocemos por documentos posteriores. Podía convertirse en instrumento para asegurarse la lealtad de la influyente clase sacerdotal.

7,25 Pasamos a atribuciones civiles, y en una medida que nos hace dudar de su autenticidad. En la mentalidad del Cronista, esto hace de Esdras un sucesor de la reforma de la magistratura de Josafat (2 Cr 19), pero en mayor escala. Del rescripto se seguiría que Esdras adquiría autoridad sobre todos los judíos dispersos en la mitad occidental del Imperio. ¿En qué relación de competencia con autoridades locales? También se parece a la reforma de Josafat esa supuesta campaña de catequesis por la diáspora judía al oeste del Éufrates. En cambio, si lo leemos como un esfuerzo de organización central para que la Ley sea conocida de todos los judíos en cualquier parte, entonces nos acercamos a la realidad posexílica; Esdras se convierte en el personaje clave de tan extensa reforma y el templo de Jerusalén es reconocido como centro espiritual con autoridad.

Una cosa es indudable: que la legislación de Moisés abarca la vida civil y la administración de la justicia.

7,26 Esta autoridad es consecuencia lógica de lo anterior. La pena de muerte estaba prevista en la Ley. El destierro habrá que entenderlo de Judá, como exclusión de la comunidad central.

7,27 El texto pasa a la lengua hebrea y sigue en primera persona. Se supone que Esdras mismo redactó estas memorias suyas, en las cuales leemos cómo se realizó el rescripto del rey.

ESDRAS. CAPÍTULO VI

 61El rey Darío ordenó investigar en la tesorería de Babilonia, que servía también de archivo, 2y resultó que en Ecbatana, la fortaleza de la provincia de Media, había un rollo redactado en los siguientes términos:

<<Memorándum.

3>>El año primero de su reinado, el rey Ciro decretó a propósito del templo de Jerusalén: Constrúyase un templo donde ofrecer sacrificios y echen sus cimientos. Su altura será de treinta metros y su ancho de otros treinta. 4Tendrá tres hileras de piedras sillares y una hilera de madera nueva. Los gastos correrán a cargo de la corona. 5Además, los objetos de oro y plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor trasladó del templo de Jerusalén al de Babilonia, serán devueltos al templo de Jerusalén para que ocupen su puesto en la casa de Dios.

6>>Por consiguiente Tatenay, sátrapa de Transjordania, Setar Boznay y vuestros colegas, las autoridades de Transeufratina, manteneos al margen 7y permitid al sátrapa y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. 8En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. 9Los novillos, carneros y corderos que necesiten para los holocaustos del Dios del cielo, igual que el trigo, la sal, el vino y el aceite se les proporcionarán sin falta cada día, según las indicaciones de los sacerdotes de Jerusalén, 10para que ofrezcan sacrificios al Dios del cielo rogando por la salud del rey y de sus hijos.

11>>Asimismo, ordeno: al que no cumpla este edicto, arrancarán una viga de su casa y lo empalarán en ella, y convertirán su casa en un montón de escombros. 12Y a todo rey o pueblo que, transgrediendo esta orden, intente destruir el templo de Jerusalén, el Dios que le ha dado su nombre lo aniquile.

>>La orden es mía y quiero que se cumpla a la letra. Darío>>.

13Tatenay, sátrapa de Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas hicieron puntualmente lo que había mandado el rey Darío. 14De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.

15El templo se termino el día tres del mes de marzo, el año sexto del reinado de Darío. 16Los israelitas -sacerdotes, levitas y resto e los deportados- celebraron con jubilo la dedicación del templo, 17ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos -uno por tribu- como sacrificio expiatorio por todo Israel. 18El culto de templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clanes, como manda la Ley de Moisés.

19Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes de abril; 20como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes sus hermanos y para ellos mismos. 21La comieron los israelitas que habían vuelto del destierro y todos los que, renunciando a la impureza de los colonos extranjeros, se unieron a ellos para servir al Señor, Dios de Israel. 22Celebraron con gozo la fiesta de los Ázimos durante siete días, festejaban al Señor porque, cambiando la actitud del rey de Asiria, los animó a trabajar en el templo del Dios de Israel.

Explicación.

6,1-2 Babilonia era la capital de invierno; Susa y Ecbatana, capitales de verano. Es posible que Ciro se encontrara en Ecbatana cuando llegó el momento de promulgar su edicto de tolerancia y que el documento se conservase en aquel archivo real.

6,3-5 Sabemos por otros documentos conservados que los monarcas persas descendían a reglamentar cuestiones cúlticas de sus vasallos. En rigor, estos decretos respondían a peticiones concretas de quienes querían estar avalados por la autoridad suprema; sonaban a órdenes y eran permisos. Si Ciro se asesoró con funcionarios judíos, se comprende que éstos quisieran expresar en el decreto mismo el vínculo del nuevo templo con el antiguo, por el lugar y por la estructura.

También es conocida la costumbre de sufragar semejantes gastos religiosos a expensas de la corona; en la práctica significaba canalizar parte de los impuestos.

Por economía narrativa o por razones administrativas sólo se cita una parte del decreto imperial: cuanto basta para responder a la consulta.

6,7 El verso indica que Judá tenía administración propia, con un gobernador y un Senado; según otros datos, el gobernador era Zorobabel. Formaban el Senado algunos jefes de familia o clan y quizá algunos sacerdotes.

6,8 Con esta disposición la corona no desembolsa fondos propios; a lo más renuncia a una parte de los impuestos, haciéndolos derivar directamente a los interesados. Todo quedaba dentro de los límites de Transeufratina.

6,10 Las oraciones por el emperador son cosa conocida; véase Jr 29,7. Era una manera de reconocer el vasallaje en el ámbito del culto. Una contrapartida valiosa a cambio de la subvención, aun prescindiendo de las convicciones religiosas del monarca. En el documento de Ciro citado son los dioses inferiores los que han de suplicar a Marduk por el bienestar de Ciro.

6,11-12 El final no es específico de la carta presente, sino que acompañaba los decretos imperiales. El mismo tipo de castigo escoge el autor de Ester para hacer morir a Amán (Est 7) y es conocido por relieves antiguos. En cambio, el segundo delito o ha de vengar el dios interesado. La fórmula "dar nombre" o imponer su nombre es de ascendencia deuteronómica.

6,13-14 El resultado final de la inspección fue muy favorable para los judíos, pues si el sátrapa cumplió puntualmente la orden real tuvo que suministrar fondos para la empresa. Este apoyo económico, unido al esfuerzo de los judíos, hizo adelantar las obras, que se terminaron en menos de cinco años. Nombrar aquí al rey Artajerjes es evidente anacronismo.

6,15-18 Para el Cronista, estos versos se han de leer teniendo presentes los capítulos sobre la primera construcción y organización del culto (2 Cr 3-7). Es una fiesta de los "deportados", según la legislación tradicional y representando a las doce tribus. Los repatriados son ahora el verdadero Israel de las promesas. Sobre la legislación aludida, véase Nm 7.

6,19 Con este verso retorna la lengua hebrea. La celebración de la Pascua está sugerida en primer lugar por la fecha de la dedicación; como al regreso la primera fiesta fue la de las Chozas, así ahora toca la Pascua. Puede haber otra razón más sustancial: cuando los israelitas penetraron en tierra de Canaán, celebraron en seguida la Pascua, cerrando el ciclo de la salida de Egipto y abriendo la etapa histórica en la tierra (Jos 5). Es lógico que la nueva etapa se inaugure también con esa fiesta. La novedad fundamental es la presencia del templo: la construcción del templo ha tenido tal importancia teológica, que sólo con ella se cerró la etapa del caminar y comenzó el descanso. También ahora, después de los trabajos de reconstruir el templo, comienza una etapa histórica que se inaugura con la solemne Pascua de los judíos.

6,21 Esto cambia un poco la visión simplificada del v. 16: los repatriados admiten a otros a compartir la celebración. La legislación de Ex 12,48-49 permite comer la Pascua a los emigrantes que se circunciden, pues por ese rito se incorporan a la comunidad de Israel. El texto presente no habla de circuncisión, sino de apartarse de la impureza o contaminación: ¿se trata de judíos no desterrados, o de extranjeros prosélitos?l Es más probable lo primero. Los judíos que no fueron al destierro no constituyen el núcleo auténtico del pueblo, pero pueden reintegrarse plenamente. Para ello no necesitaban circuncidarse (lo han seguido haciendo entre tanto) y sí necesitaban abjurar o renunciar a prácticas ilegítimas. La "contaminación" de que habla corresponde al "oprobio" de Egipto que remueven los israelitas antes de comer la Pascua en la tierra prometida (Jos 5,9), y responde análogamente a la exigencia de abjuración antes de renovar la alianza (Jos 24,23).

Según esta interpretación, el templo reconstruido comienza a atraer y a reconstruir la unidad nacional con su presencia. Algo semejante sucedió en tiempos de Josías (2 Cr 34). Con todo, la formulación es genérica, quizá intencionadamente, como dejando la puerta abierta a los prosélitos, respondiendo a la visión universalista de Zacarías (8,20-23).

6,22 Nos suena extraña esa mención del "rey de Asiria. Aunque Darío sea heredero del trono de Babilonia y mediatamente del de Asiria, nunca un monarca persa llevó semejante título. Si leyéramos sin artículo "de un rey asirio", el adjetivo serviría para sugerir una cualidad; como quien dice, "de un rey hostil". Puede deberse sencillamente a un cambio posterior, cuando los seléucidas o sirios eran designados en clave "asirios". Dios "cambia el corazón" (1 Re 18,37).

Con el templo reconstruido y con el rodar del calendario litúrgico comienza una etapa de silencio histórico que dura casi setenta años (515-448). Es la época de las guerras con Grecia. A Darío sucede Jerjes, el Asuero del libro de Ester, y a éste, Artajerjes. En esta época caen probablemente diversos oráculos recogidos en la sección de Isaías 56-66. También en esta época sucedería un intercambio cultural de los judíos con ideas del parsismo.


ESDRAS. CAPÍTULO V

 Se reanuda la construcción

51Entonces, e profeta Ageo y el profeta Zacarías, hijo de Idó, comenzaron a profetizar a los judíos de Judá y Jerusalén como legados en nombre del Dios de Israel.2Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué hijo de Yosadac, se pusieron a reconstruir el templo de Jerusalén, acompañados y alentados por los profetas de Dios. 3Pero Tatenay, sátrapa de Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas se acercaron, y les dijeron:

4- ¿Quién os ha ordenado construir este templo y armar ese maderamen? ¿Cómo se llaman los hombres que han mandado construir este edificio?

5Pero Dios velaba por las autoridades de Judá y les permitieron seguir las obras mientras no llegase un decreto de Darío y les entregasen el escrito.

6Copia de la carta que enviaron Tatenay, sátrapa de Transeufratina, Setar Boznay, sus colegas y las autoridades de Transeufratina al rey Darío. 7El escrito estaba redactado en los siguientes términos:

<<Al rey Darío, paz completa.

8>>Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá y resulta que los judíos con su senado están construyendo en Jerusalén un gran templo con piedras sillares, y recubren sus paredes de madera; trabajan a conciencia y el trabajo les cunde. 9Entonces preguntamos al senado: "¿Quién os ha ordenado reconstruir esta casa y armar ese maderamen?" 10Les pedimos también sus nombres, y tomamos por escrito los de sus jefes para poder informarte. 11Nos dieron la siguiente respuesta: "Nosotros somos servidores del Dios del cielo y tierra, y estamos reconstruyendo un templo edificado antaño, que construyó y terminó un gran rey de Israel. 12Pero nuestros padres irritaron al Dios del cielo, y éste los entregó en manos del caldeo Nabucodonosor, rey de Babilonia, que destruyó este templo y deportó el pueblo a Babilonia. 13Sin embargo, el primer año de su reinado, Ciro de Babilonia ordenó reconstruirlo. 14Además, los objetos de oro y plata que Nabucodonosor se llevó del templo de Jerusalén al de Babilonia, el rey Ciro mandó sacarlos de este último y los consignó a un hombre llamado Sesbasar, al que nombró sátrapa, 15diciéndole: Toma estos objetos, ve a llevarlos al templo de Jerusalén y que reconstruyan la casa de Dios en su mismo sitio. 16Sesbasar vino, echó los cimientos del templo de Jerusalén y desde entonces lo estamos construyendo; pero todavía no hemos terminado".

17>>Por consiguiente, si al rey le parece, que investiguen en los archivos reales de Babilonia, a ver si es verdad que el rey Ciro ordenó reconstruir este templo de Jerusalén. Y que nos comuniquen lo que el rey decida>>.

Explicación

5-6 En estos capítulos pasamos a la segunda etapa del libro: la reconstrucción del templo en tiempos de Darío I, en los años 520-515, o sea, desde que comienza la predicación de los profetas Ageo y Zacarías hasta que se celebra la dedicación del templo y la Pascua sucesiva.

Los capítulos se componen de una breve parte narrativa, al principio y al fin, y de una larga parte documental. Los documentos pueden ser textos de archivo copiados sin más o retocados por el narrador arameo. Par entender su lenguaje hemos de considerar las circunstancias. El primer documento es una carta informativa que recoge y transmite las explicaciones dadas por las autoridades judías: se puede aceptar sin dificultad que los judíos se hayan expresado según su mentalidad y su lenguaje y que los funcionarios hayan reproducido esta declaración de los acusados.  EL segundo documento es una carta del emperador, que aduce parte del decreto de Ciro. Ambos textos son verosímiles si se tiene en cuenta que en las cancillerías de Ciro y de Darío tenía que haber empleados judíos, especialistas en sus asuntos nacionales y religiosos. Es lo que haría cualquier monarca mientras no hubiera razones graves en contra. Ciro y Darío tenían razones a favor, pues muchos judíos habían apoyado en Babilonia su ascenso, y nos consta de algunos que fueron funcionarios en el Imperio o en la Corte. En los archivos reales podría conservarse el original o traducciones. Tratándose de un edicto concerniente a los judíos, es fácil que Ciro encargara la redacción a conocedores de la lengua franca, el arameo, y de los asuntos judíos.

En conclusión, los documentos aducidos poseen buenas garantías históricas.

5,1 Este verso, junto con 6,14, enmarca toda la actividad en la intervención de la palabra profética. Nos invitan a leer los res oráculos de Ageo, datados entre agosto y diciembre del 520, y Zac 1-8. Por Ageo sabemos que la interrupción de las obras era en buena parte culpable e injustificada, y también apreciamos dificultades económicas, que el profeta interpreta como castigo por la negligencia de los judíos. En 2,6-9 Ageo despega y anuncia cosas que podían despertar el entusiasmo de unos y las sospechas de otros. Zacarías ofrece una imagen más dramática, en la que los datos históricos juegan a ocultarse o se convierten en prenda del futuro mesiánico. Alude a una grave prueba del sumo sacerdote (3,1-8), descarta una muralla material para la capital (2,5-9), promete la reconstrucción total del templo (4,8-10), y predica la justicia social (7).

5,2 Los dos poderes se aúnan en la gran tarea. Al principio lo hicieron todo David y Salomón; ahora, el descendiente de David no lleva título de rey, el sacerdote va creciendo en autoridad. Zacarías los ve todavía como dos olivos parejos a ambos lados del candelabro de la presencia de Dios (Zac 4,11-14).

5,3-4 Parece tratarse de un simple viaje de inspección, pues no se aprecia hostilidad ni en la pregunta ni en la decisión inmediata. Apelar a la autoridad de Ciro era razón poderosa para contener al sátrapa, si es que traía alguna intención menos favorable.

5,5 "Velaba": a la letra leemos: "el ojo de su Dios estaba sobre"; de los ojos vigilantes de Dios habla Zac 4,10; era una de las peticiones de Salomón al dedicar el templo (1 Re 8,29.52).

5,8 Esta diligencia en el trabajo contrasta con la negligencia denunciada por Ageo.

5,11-16 La respuesta judía responde a su fe y a su historia en términos inteligibles a las autoridades extranjeras. El ya citado documento de Ciro menciona la cólera de Marduk contra el soberano babilonio y dice que dios somete a los pueblos a Ciro. Oponer la dureza de Nabucodonosor a la benevolencia de Ciro es tan correcto como hábil, especialmente por tratarse de actitudes religiosas.

5,17 Los hechos no eran remotos (menos de veinte años); con todo, los judíos apelan a documentos de archivo. A esto no podía negarse el gobernador sin arriesgarse. Cuanto más fielmente trasmita la declaración de los judíos más seguro se encontrará en su posición. La respuesta es prácticamente una apelación; Daniel, Ester y otros testigos concuerdan en ponderar la seriedad de los decretos persas.

ESDRAS. CAPÍTULO IV

 Interrupción de las obras

41Cuando los rivales de Judá y Benjamín se enteraron de que los desterrados estaban construyendo el templo del Señor, Dios de Israel, 2se presentaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas de familia, y les dijeron:

-Vamos a ayudaros, porque también nosotros servimos a vuestro Dios, igual que vosotros, y le ofrecemos sacrificios desde que Asaradón de Asiria nos instaló aquí.

3Zorobabel, Josué y los demás cabezas de familia les respondieron:

-No edificaremos juntos el templo de nuestro Dios. Lo haremos nosotros solos, como ha mandado Ciro de Persia.

4Entonces los colonos extranjeros se dedicaron a desmoralizar a los judíos y a intimidarlos para que dejasen de construir. 5Desde tiempos de Ciro hasta el reinado de Darío de Persia estuvieron sobornando consejeros que hicieran fracasar sus planes.

6Cuando Jerjes subió al trono, al comienzo de su reinado, redactaron una denuncia contra los habitantes de Judá y Jerusalén. 7Y en tiempos de Artajerjes, Bislán, Mitrídates, Tabeel y demás colegas enviaron un informe a Artajerjes de Persia. El documento estaba redactado en arameo, con aclaraciones también en arameo.

8El gobernador Rejún y el secretario Simsay escribieron al rey Artajerjes una carta contra Jerusalén. 9Exactamente, la firmaron el gobernador Rejún, el secretasrio Simsay, sus demás colegas, los jueces y los legados, funcionarios persas, ciudadanos de Uruc, Babilonia, Susa -es decir, elamitas- 10los restantes pueblos que el ilustre emperador Asurbanipal deportó e instaló en las ciudades de Samaría y en el resto de Transeufratina, etc.

11Copia de la carta que enviaron:

<<Al rey Artajerjes, tus súbditos, habitantes de Transeufratina, etc.

>>Comunicamos al rey que los judíos que han venido de tu región piensan reconstruir Jerusalén, ciudad rebelde y perversa; están dispuestos a levantar la muralla y ya han echado los cimientos. 13Sepa el rey que si reconstruyen esta ciudad y levantan sus murallas no seguirán pagando tributo, contribución ni peaje, lo que en definitiva perjudicaría a su majestad.

14>>Como nosotros vivimos a sueldo de la corona, no podemos tolerar esta ofensa a su majestad y le comunicamos lo que ocurre. 15Que investiguen en los anales de tus predecesores y verás como se trata de una ciudad rebelde, que trae de cabeza a los reyes y a las provincias y que ha estado siempre fomentando insurrecciones. Por eso la destruyeron.

16>>Nosotros hacemos saber al rey que, si se reconstruye esta ciudad y se terminan sus murallas, perderás pronto los territorios de Transjordania>>

17El rey respondió:

<<Al gobernador Rejún, al secretario Simsay y a sus demás colegas que residen en Samaría y en las restantes localidades de Transeufratina; paz, etc.

18>>Me han leído una traducción del documento que enviasteis. 19Mandé investigar el caso y, efectivamente, esa ciudad se ha rebelado desde antiguo contra los reyes y se han producido en ella sediciones y revueltas. 20En Jerusalén ha habido reyes poderosos que dominaban toda Transeufratina, y a los que se pagaban impuestos, contribuciones y peajes. 21Ordenad, pues, que se impida a esos hombres reconstruir la ciudad hasta nueva orden. 22Guardaos de actuar con negligencia en este asunto, para que no empeore la situación en perjuicio de los reyes>>.

23Cuando leyeron al gobernador Rejún, al secretario Simsay y a sus demás colegas la copia del documento del rey Artajerjes, se dirigieron en seguida a Jerusalén, a los judíos, y les obligaron con las armas a detener las obras. 24Se suspendieron, pues, las obras del templo de Jerusalén y estuvieron paradas hasta el año segundo del reinado de Darío de Persia.


Explicación.

Este capítulo tiene una coherencia temática, la oposición a las obras, pero no sigue el orden cronológico. Además, a partir de v.8 el relato discurre en arameo.

Es fácil reconstruir el orden cronológico enlazando el comienzo con el final, 1-5 y 24, para explicar por qué se suspendieron las obras unos años. Entres esas dos partes coherentes de una narración, que responde al tiempo de Ciro, se ha metido la cuña (6) sobre Jerjes y otra (7-23) sobre Artajerjes, por parentesco temático. El capítulo siguiente nos hablará de sucesos semejantes bajo el reinado de Darío. En resumen, las incidencias están en el texto en el siguiente orden: bajo Ciro (4,1-5); Jerjes (6); Artajerjes (7-23); Ciro y Cambises, 24; Darío, 5 y 6. La última sección incluye el edicto de tolerancia de Ciro, y se trata con mayor amplitud por su importancia histórica, realzada por la actividad de dos profetas. Para restablecer el orden cronológico basta ordenar así: Ciro, Darío, Jerjes y Artajerjes.

4,1 Los rivales se identifican a sí mismos como descendientes de los colonos trasladados por los asirios. No de la deportación realizada por Salmanasar (según 2 Re 17), sino de una supuesta, realizada por Asaradón. La descripción de 2 Re 17 ilustra perfectamente el asunto: los colonos extranjeros habían aprendido a venerar al Dios de Israel junto con sus dioses. Eran representantes de un sincretismo religioso inconciliable con la fe israelítica. Puede ser que parte de estos colonos tuvieran que desalojar sus tierras durante la expansión de Josías; a la caída de Judá podrían recobrarlas y extenderse hacia el sur. Al cambiar la situación con el nuevo Imperio, al ver que los favorecidos son ahora los judíos, los vecinos quieren sacarle partido. Lo que suena como oferta de colaboración es en realidad un modo de incorporarse al grupo para compartir sus privilegios.

4,2-3 Esto significa un peligro grave para la naciente comunidad. Que se incorporen extranjeros por conversión religiosa no queda excluido; pero la aceptación de un grupo compacto de sincretistas religiosos invalidaría de raíz el esfuerzo renovador. Las autoridades judías rechazan la oferta apelando a la autoridad del emperador, sin explicar sus razones profundas, que podrían herir. Un tono polémico puede escucharse en oponer Ciro de Persia a Asaradón de Asiria, el señor del momento, a un recuerdo caducado.

4,4 "Colonos extranjeros" traduce la conocida expresión hebrea ´am ha´ares, suponiendo que la narración continúa sin cambiar de sujeto. El término hebreo designó un tiempo los terratenientes ricos o acomodados con voz activa en la política; ahora comienza a designar un grupo hostil. También podría incluir a gente del campo que no fue a Babilonia y que durante el destierro se había contaminado religiosamente.

4,5 Si los repatriados cuentan con el apoyo del emperador lejano, los colonos saben ganarse el apoyo de los burócratas subalternos, que deciden en la práctica las cuestiones. Había muchos medios legales para boicotear a los advenedizos sin enfrentarse directamente con el emperador o con el gobernador, que residía al parecen en Damasco.

4,6 Pudo suceder cuando Jerjes volvía de reprimir una rebelión en Egipto, entre la primera y la segunda guerra de los persas con los griegos.

4,7 El siguiente episodio cae en un momento no precisado del reinado de Artajerjes; podemos suponer que precede cronológicamente al que sigue en el texto. No sabemos el contenido del informe; por el contexto hemos de suponer que se trataba de una denuncia.

El arameo se había ido extendiendo primero como lengua comercial de las caravanas y después como lengua común de poblaciones mixtas en tiempo de grandes deportaciones. Cuando los persas se hicieron con el mando emplearon como lengua franca para todos los territorios occidentales, incluido Egipto, el arameo. Se fueron formando poblaciones bilingües y muy pronto el arameo fue la lengua hablada, el hebreo fue la lengua culta y religiosa. Los judíos de la colonia egipcia de Elefantina escriben en arameo sus documentos oficiales. Los monarcas persas tenían que disponer de un numeroso cuerpo de intérpretes en sus cancillerías; los gobernadores locales de Occidente tenían que ser bilingües.

Esto explica que haga su aparición en textos seguidos del AT la lengua aramea.

4,8 Es probable que se trate del gobernador de la provincia de Samaría, subordinado al sátrapa de la región Transeufratina y superior de los prefectos locales, incluido el de Jerusalén.

4,9 Nos resulta extraña esa coalición de firmantes de tan diversas regiones. Lo más sencillo es suponer que en Samaría había todavía colonias de elamitas, descendientes de los rebeldes, que Asurbanipal deportó al derrotar a su hermano Samasumukin. Es lo que sugiere el texto.

4,12 Podría tratarse de nuevas caravanas o de descendientes de repatriados del siglo precedente. El movimiento de Babilonia no cesaría en aquel tiempo; los ya instalados invitarían a sus hermanos residentes en el extranjero. Como Jerusalén para esas fechas estaba bastante reconstruida, lo que asustó a las poblaciones vecinas era el trabajo de construir la muralla, que convertiría a Jerusalén en plaza fuerte.

En los oráculos de Ezequiel lleva la comunidad judía el sobrenombre "Casa Rebelde"; se entiende, contra Dios. Aquí le dan el mismo título los enemigos, pensando en las frecuentes rebeliones en tiempos de Asiria y Babilonia. Artajerjes era un monarca impresionable en quien podían hacer mella estas noticias históricas.

4,13 También es cierto históricamente que muchas veces la rebelión de los vasallos no llegaba a las armas, sino que consistía simplemente en negar los tributos prometidos con juramento de vasallaje. Se deduce de estas líneas que Nehemías tuvo buen cuidado de pagar fielmente los tributos; sus enemigos tienen que acusarlo de supuestas intenciones.

4,14 Indudablemente, las autoridades tenían que vigilar atentamente e informar al gobierno central. Pero también es verdad que muchas veces los subordinados buscan congraciarse con el superior denunciando a otros súbditos.

4,15 No puede referirse a los predecesores persas, pues en esta etapa no había habido ni reyes ni rebeliones en Judá. Tiene que referirse a los predecesores en Babilonia y supone que se conservan sus archivos. Ya hemos visto cómo estos documentos se remontan a soberanos asirios, concretamente al fundador de la gran biblioteca, Asurbanipal.

4,16 La previsión es desorbitada. Los denunciantes fingen una Jerusalén capaz de encabezar una rebelión general o al menos capaz de contagiar con su ejemplo a toda una serie de provincias. Esto sin negar la posición estratégica de Judá en la zona vecina al mar y cerca de Egipto.

4,20 Corresponde a las épocas en que reinos vecinos eran vasallos o pagaban impuestos a monarcas israelitas (Moab, Edom, Damasco, etc.). En más de una profecía dinástica se extiende el poder "desde el Éufrates hasta el torrente de Egipto", exactamente la región de Transeufratina. Eso ha dejado de ser una pretensión política de los repatriados, que aceptan la situación de vasallaje. Esta actitud fue prudencia política y salvación para los judíos: si en aquella época hubieran sido un reino más, habrían sido arrollados o tragados por los extranjeros; como provincia de un vasto imperio, viven bajo su protección.

Artajerjes (según el tenor de la carta) creyó muy fácilmente a los falsos informadores, lo cual no contradice a cuanto sabemos de su carácter y actuación.

4,23 Los judíos tuvieron que aceptar de momento la intimación, hasta que se presentase otra ocasión favorable. Será la contribución de Nehemías.

4,24 El resultado es que los judíos se desanimaron e interrumpieron las obras. Se sintieron contentos con el culto regular ofrecido en el altar legítimo y dedicaron su esfuerzo a la reconstrucción civil. Ageo da a entender que a las presiones externas se sumó la dejadez y el cansancio de los repatriados. Quizá se había hecho ilusiones con una reconstrucción fulminante y casi milagrosa, quizá esperaban la aportación generosa de otros pueblos, como lo había cantado Isaías Segundo; no aguantaron el choque con la realidad. Pasados quince años, Dios tuvo que enviarles dos vigorosos profetas para que continuasen la tarea apenas comenzada. Entre tanto murió Ciro, subió al trono Cambises, sometió Egipto, estalló la rebelión del embaucador Smerdis, murió Cambises, Darío hubo de desplegar toda su energía para someter diversas rebeliones y afirmarse en el trono. En seguida inició una inmensa obra de organización del imperio.

Históricamente siguen los caps. 5-6, completados con los oráculos de Ageo y Zacarías.

ESDRAS. CAPÍTULO III

 Restauración del altar y del culto (Ageo, Zac 3,6)

31Los israelitas se encontraban ya en sus poblaciones cuando al llegar el mes de octubre se reunieron todos a una en Jerusalén. 2Entonces Josué, hijo de Yosadac, con sus parientes los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Sealtiel, con sus parientes, se pusieron a construir el altar del Dios de Israel para ofrecer en él holocaustos, como manda la Ley de Moisés, hombre de Dios. 3Levantaron el altar en su antiguo sitio -aunque intimidados por los colonos extranjeros- y ofrecieron en él al Señor los holocaustos matutinos y vespertinos.

4Celebraron la fiesta de las Chozas, como está mandado, ofreciendo holocaustos según el número y e ritual de cada día 5y siguieron ofreciendo el holocausto diario, el de principios de mes, el de las solemnidades dedicadas al Señor y los ofrecidos voluntariamente al Señor.

6El día primero de octubre comenzaron a ofrecer holocaustos al Señor. Pero aún no se habían echado los cimientos del templo. 7Entonces, de acuerdo con lo autorizado por Ciro de Persia, contrataron canteros y carpinteros, y dieron a los sidonios y tirios alimentos, bebidas y aceite para que enviasen a Jafa, por vía marítima, madera de cedro del Líbano.

8A los dos años de haber llegado al templo de Jerusalén, el mes de abril, Zorobabel, hijo de Sealtiel, Josué, hijo de Yosadac, sus demás parientes sacerdotes y levitas, y todos los que habían vuelto a Jerusalén del cautiverio comenzaron la obra del templo, poniendo al frente de ella a los levitas mayores de veinte años. 9Josué, sus hijos y hermanos, Cadmiel y sus hijos, Hodavías, los hijos de Henadad, sus hijos y sus hermanos, los levitas, se pusieron todos al frente de los obreros que trabajaban en el templo.

10Cuando los albañiles terminaron de echar los cimientos, se presentaron los sacerdotes, revestidos, con trompetas, y los levitas, descendientes de Asaf, con platillos, para entonar himnos al Señor, según ordenó David, rey de Israel. 11Alabaron y dieron gracias al Señor <<porque es bueno, porque es eterna su misericordia>> con Israel.

Todo e pueblo alabó con vítores al Señor por haberse echado los cimientos del templo. 12Muchos sacerdotes, levitas y cabezas de familia -los ancianos que habían visto con sus propios ojos el primer templo- se lamentaban a voces, mientras otros muchos lanzaban gritos de alegría. 13Y era imposible distinguir entre gritos de alegría y sollozos, porque el clamor de la gente era tan grande que se oía desde lejos.

Explicación.

3Por la analogía de Esd 8 podemos calcular que el viaje se iniciaría en primavera y concluiría en pleno verano. Hay que imaginarse lo que significaba desplazar una caravana de cincuenta mil personas con los medios de entonces. Al llegar emplearían algunas semanas para la primera instalación, y así se echa la primera fiesta tradicional que toca celebrar.

El capítulo está centrado en el tema del templo. Es posible que el autor informe sobre los hechos de la primera repatriación: era asunto de suma importancia y pudo conservarse fresca su memoria. También es posible que al describir aquel suceso haya proyectado datos que históricamente pertenecen a la etapa siguiente. En el primer caso extraña la ausencia de Sesbasar; en el segundo se explican las semejanzas con Ag y Zac.

El templo. Ya hemos visto (hasta la saciedad) que el Cronista hace gravitar su obra sobre este centro de gravedad. Es consecuente que la restauración tenga que consumarse bajo el signo del templo. El Cronista no inventa la idea ni está solo al proponerla. Recordemos que el libro de Ezequiel se abre con la profanación del templo y se cierra con su reconstrucción; el destierro es consecuencia de que el Señor abandone el templo; la repatriación vendrá cuando el Señor retorne. Isaías II no menciona explícitamente el templo, sólo se refiere a Sión como meta del nuevo éxodo. Muchos salmos fomentaron el amor al templo, y éstos se seguirían recitando en el destierro. La restauración del culto restablece la legislación de Moisés y las instituciones de David. Esto significa que la nueva era es continuidad.

3,2 Josué y Zorobabel serán los protagonistas de la restauración cúltica apoyada por Ageo y Zacarías. Zorobabel era nieto de Jeconías, el rey del destierro que, con su parcial liberación, deja abierto a la esperanza el libro de los Reyes; para algunos, Jeconías siguió siendo hasta el fin el representante legítimo de la dinastía, mientras que Jeremías reconoció la legitimidad de Sedecías. Sealtiel era el primogénito de Jeconías; otros textos hacen a Zorobabel hijo de Fedayas, tercer hijo del mismo rey (1 Cr 3,19).

El atar es lo primero indispensable, incluso antes de cerrar el recinto y levantar el edificio. Así había sucedido en tiempos patriarcales y hasta la reforma de Josías. Un altar podía estasr dedicado a un nombre (Ex 17,15) y podía significar una toma de posesión cúltica. No hace falta un recinto o un edificio donde more la gloria del Señor.

3,3 La continuidad del lugar es importante, porque se trata del sitio escogido por la misma divinidad (1 Cr 21). La frase "intimidados..." es dudosa: en otras ocasiones se dice que los israelitas se hacen temibles a los pueblos vecinos (por ejemplo, Jos 2,11; 5,1), la doctrina la conoce el Cronista (1 Cr 14,17, David; 2 Cr 20,29, Josafat). En el caso presente parece que el autor quiere registrar la constante oposición que encontraron los judíos en su programa de restauración.

3,4 La fiesta de las Chozas correspondía al final de la vendimia y de todas las tareas del campo. Originariamente una fiesta agrícola, se aplicó a conmemorar el camino por el desierto al salir de Egipto. Resultaba oportuno celebrar como primera fiesta en la patria esa festividad alegre y popular: también los repatriados habían vivido en tiendas, repitiendo en cierto modo la experiencia de los salidos de Egipto.

3,6 También la dedicación del templo de Salomón se celebró en el séptimo mes (2 Cr 5,3).

3,7 Mucha piedra había quedado en el lugar; en cambio, la madera la había consumido el fuego. Por eso era necesario hacer provisión de maderas finas y de acudir a los tradicionales exportadores de madera de cedro. Guiarse por el recuerdo y ejemplo de Salomón era lo más lógico en aquella ocasión.

3,8 La tarea comienza el segundo mes, es decir, después de celebrada la Pascua en la patria. El autor tiene interés en subrayar la cooperación de todos en la obra; aunque pocos en número, los levitas asumieron la dirección de las obras.

3,10 Quince o dieciséis años más tarde se emprendió otra reconstrucción. Lo más lógico es pensar que los repatriados tuvieran prisa en comenzar la tarea de sus sueños. Dificultades externas e internas hicieron pararse las obras. Hay que recordar además que el templo no era un simple edificio, sino un amplio recinto sobre explanadas escalonadas, dentro del cual se alzaba el edificio; el altar de los holocaustos quedaba en el patio. Es posible que se echaran los cimientos de una parte y se difiriese el resto: el patio era el lugar de reunión de la comunidad, el edificio era la morada del Señor, ¿cuál era más urgente?, ¿cuál más digno de celebrarse? El relato no nos permite conclusiones, pero no es inverosímil en su indeterminación.

3,11 Solamente el Cronista menciona los platillos entre los instrumentos e culto (1 Cr 13,8; 15) instituidos por David. Los levitas cantan el clásico estribillo (Sal 136 y otros). Los vítores son típicos, no exclusivos, de salmos que celebran el reinado del Señor (Sal 47; 95; 98; 100); la misma palabra designa el alarido de guerra.

3,12-13 "Se lamentaban": o bien "lloraban" de emoción. El llanto estaría suscitado por la comparación desventajosa; la emoción, por el cumplimiento de un sueño. La noticia encajaría mucho mejor en la etapa siguiente, cuando pudieron ver la obra terminada; no aquí, cundo miran sólo unos cimientos.

ESDRAS. CAPÍTULO II

 21Lista de los pertenecientes a la provincia de Judá, deportados a Babilonia por Nabucodonosor, que volvieron a Jerusalén y Judá -cada uno a su pueblo- desde el destierro. 2Fueron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Serayas, Reelayas, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún y Baná.

Lista de los seglares:

3 Descendientes de Farón, dos mil ciento setenta y dos.

4Descendientes de Sefatías, trescientos setenta y dos.

5Descendientes de Araj, setecientos setenta y cinco.

6Descendientes de Pajat Moab, descendientes de Josué y de Joab, dos mil ochocientos doce.

7Descendientes de Elán, mil doscientos cincuenta y cuatro.

8Descendientes de Zatú, novecientos cuarenta y cinco.

9Descendientes de Zacay, setecientos sesenta.

10Descendientes de Baní, seiscientos cuarenta y dos.

11Descendientes de Bebay, seiscientos veintitrés.

12Descendientes de Azgad, mil doscientos veintidós.

13 Descendientes de Adonicán, seiscientos sesenta y seis.

14Descendientes de Bigvay, dos mil cincuenta y seis.

15Descendientes de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro.

16Descendientes de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.

17Descendientes de Besay, trescientos veintitrés.

18Descendientes de Yorá, ciento doce.

19Descendientes de Jasún, doscientos veintitrés.

20Descendientes de Guibar, noventa y cinco.

21Ciento veintitrés hombres de Belén.

22Cincuenta y seis de Netofá.

23Ciento veintiocho de Anatot.

24Cuarenta y dos de Azmaut.

25Setecientos cuarenta y tres de Quiriat Yearim*, Quepira* y Beerot*.

26Seiscientos veintiuno de Ramá y Guibeá.

27Ciento veintidós de Micmás.

28Doscientos veintitrés de Betel y Ay.

29Descendientes de Nebo, cincuenta y dos.

30Descendientes de Magbís, ciento cincuenta y seis.

31Descendientes del otro Elán, mil doscientos cincuenta y cuatro.

32Descendientes de Jarín, trescientos veinte.

33 Descendientes de Lod, Jadid y Onó, setecientos veinticinco.

34Descendientes de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.

35Descendientes de Senaá, tres mil seiscientos treinta.

36Sacerdotes:

Descendientes de Yedayas, de la familia de Josué, novecientos setenta y tres.

37Descendientes de Imer, mil cincuenta y dos.

38Descendientes de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete.

39Descendientes de Jarín, mil diecisiete.

40Levitas:

Descendientes de Josué y de Cadmiel, de la familia de Hodavías, setenta y cuatro.

41Cantores:

Descendientes de Asaf, ciento veintiocho.

42Porteros:

Descendientes de Salún, Ater, Tamón, Acub, Jatitá y Sobay, ciento treinta y nueve en total.

43Donados:

44Descendientes de Sijá, Jasufá, Tabaot, Querós, Siahá, Fadón, 45Lebaná, Jagabá, Acub, 46Jagab, Samlay, Janán, 47Guidel, Gájar, Reayas, 48Resín, Necodá, Gazán, 49Uzá, Pasej, Besay, 50Asná, meunitas, nefusitas, 51Bacbuc, Jacufá, Jarjur, 52Baslut, Mejidá, Jarsá, 53Barcós, Sísara, 54Támaj, Nesij y Jatifá.

55Siervos de Salomón:

56Descendientes de Sotay, Soféret, Perudá, Yalá, Darcón, Guidel, 57Sefatías, Jatil, Poquéret, el sebaíta, y Amí.

58Total de donados y siervos de Salomón, trescientos noventa y dos

59Lista de los que subieron de Tel Méaj, Tel Jarsá, Querub, Adán e Imer, pero no pudieron probar su ascendencia o su origen israelita: 60Descendientes de Delayas, Tobías y Necodá, seiscientos cincuenta y dos.

61Y entre los sacerdotes, los descendientes de Jobayas, Hacós y Barzilay (que se casó con una hija de galaadita Barzilay tomó su nombre). 62Buscaron su registro genealógico, pero no lo encontraron, y se les excluyó del sacerdocio. 63El gobernador les ordenó que no comiesen de los alimentos sagrados hasta que apareciese un sacerdote experto en consultar las suertes.

64La comunidad constaba en total de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 65sin contar los esclavos y esclavas, que eran siete mil trescientos treinta y siete. Tenían doscientos, entre cantores y cantoras; 66setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco mulos, 68cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.

68Cuando llegaron al templo de Jerusalén, algunos cabezas de familia hicieron donativos para que e reconstruyese en su mismo sitio. 69De acuerdo con sus posibilidades, entregaron al fondo del culto sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil minas de plata y cien túnicas sacerdotales.

70Los sacerdotes, los levitas y parte del pueblo se establecieron en Jerusalén; los cantores, los porteros y los donados, en sus pueblos, y el resto de Israel, en los suyos.


Explicación.

2 El gusto del Cronista por las litas y genealogías reaparece aquí con redoblada razón. Se trata de recoger para el recuerdo los nombres de aquellos primeros ciudadanos que volvieron a la patria. La lista es como una lápida escrita para la posteridad; de hecho, viven hoy judíos que hacen remontar su apellido a algunos de estos repatriados. La lista se encuentra con ligeras variantes en Neh 7.

Para las autoridades persas esa lista servía a razones administrativas: control de movimiento de personas o familias, impuestos; también podía tener miras militares, al menos en momentos de emergencia. Los repatriados se convertían en aliado potencial muy bien situado. Por parte judía, la lista indica el cuidado con que muchas familias de exiliados conservaban sus registros familiares. Es probable que el autor haya insertado aquí una lista existente, conservada en los archivos de Jerusalén.

2,2 Encabeza la lista esta serie de once nombres, que en Neh 7 son doce; quizá en representación simbólica de las doce tribus. Notamos entre ellos a los dos próximos jefes de la comunidad, el davídida Zorobabel y el aarónida Josué. No se menciona Sesbasar.

2,3-35 La lista de seglares incluye dos tipos: unos pertenecen a familias o clanes registrados y se presentan con el gentilicio común; otros pertenecen a localidades, sin definición familiar. Quizá se reflejen en esta distinción dos clases sociales, algo así como patricios y plebeyos. Las dos radicaciones, familia y geografía, garantizan la pertenencia al pueblo.

Entre las poblaciones notamos Betel y Ay, que pertenecían al reino del norte, y fueron englobadas en Judá durante el reinado de Josías; algunos nombres son dudosos. Entre los nombres personales aparece uno persa (Bigvay = Bagoas).

2,25 * = Villasotos; Leona; Pozos.

2,36-39 El número de sacerdotes resulta muy alto en proporción: casi el diez por ciento de los repatriados. El dato puede sugerir dos cosas: que entre los grupos sacerdotales se cultivó especialmente la esperanza de volver a la patria y por eso respondieron muchos a la primera llamada; que una repatriación polarizada por la reconstrucción y puesta en servicio del templo requería un número alto de funcionarios cúlticos. También es posible que para esa clase sacerdotal no hubiera trabajo ni posición aceptables en Babilonia, mientras que Jerusalén prometía una ocupación adecuada.

2,40 Contrasta el número bajísimo de levitas. Quizá estos levitas, funcionarios de la enseñanza religiosa más que de los sacrificios, pudieran desarrollar una actividad satisfactoria en las comunidades de exiliados. (La misma dificultad en reclutar levitas encontrará un siglo más tarde Esdras: Esd 8).

2,41-42 Cantores y porteros representan una especialización en el culto, a la que concede gran importancia el Cronista (1 Cr 25).

2,43-58 Donados y siervos de Salomón constituían el grupo de empleados inferiores del templo. Su número es bastante reducido.

2,59-63 El dato sirve de contraprueba: a la caravana se suman algunos que se sienten miembros del pueblo, pero no pueden probar su ascendencia israelítica. En el caso de los seglares, podían fácilmente entrar como "emigrantes", en espera de una incorporación total. En el caso de los sacerdotes no bastaba la voluntad de pertenecer al pueblo o el deseo de desempeñar funciones sagradas. Eso había quedado para el sacerdocio improvisado de Israel (2 Cr 11,15); en Judá la vocación sacerdotal era cuestión de linaje controlado (recuérdese por contraste la figura de Melquisedec Heb 7,3). Resuelve el caso el mismo gobernador (probablemente Sesbasar); lo cual indica que no bastaba la competencia sacerdotal ordinaria, sino que había que recurrir a un juicio de Dios por la técnica oficial de las suertes (urim y tumim). La decisión de la autorida civil es interina, y en Neh 3,4 comprobamos que al menos uno había probado ya su legitimidad. Sobre el galadita Barzilay, véase 2 Sm 19,31-39.

2,64-65 El número de esclavos no es muy elevado. Con todo, si pensamos en las circunstancias, es fácil colegir que muchas familias judías habían logrado rehacerse y prosperar en el destierro. No debemos pensar que estos esclavos fueran judíos -sería muy extraño-; serían más bien miembros de otros pueblos, habitantes en territorio babilonio, quizá subyugados o deportados por los monarcas precedentes. El grupo nutrido de "cantores y cantoras" no son personal del templo, ya registrado oficialmente. Podemos pensar en grupos de esclavos que entretenían a la población con sus músicas y sus historias canturreadas (recuérdese la posición de Ezequiel en 30,30-33).

2,66-67 No hay ganado, todo son bestias de carga de diversas categorías. Si las cifras son exactas, deducimos que algunas familias no se pudieron permitir ni siquiera un burro de carga, tendrían que compartirlo con otros; también comprobamos que no todas las bestias de carga contaban con un esclavo. Las diferencias sociales del grupo quedarán confirmadas más adelante.

2,68-69 Llama por anticipado "templo del Señor" al lugar donde estuvo y estará el templo. Los donativos en metálico son muy significativos (compárese con Neh 7). El nombre de la moneda es dudoso: desde el siglo VI se empiezan a usar el dárico persa (del nombre del rey Darío) y la dracma (o tetradracma) griega; podemos pensar que el autor diera las cifras con las equivalencias de su época; el texto hebreo nos da las consonantes drkmnm. La cantidad de los donativos es notable, tanto si leemos dáricos (8,4 gr.) como si leemos dracmas (4 gr.). La cantidad de los donativos acuñados es muy importante, sale a más de una pieza por persona. Como en el grupo había mucha gente pobre y aun proletarios, se sigue que también había familias adineradas. Gente que se había dedicado al comercio en Babilonia y disponía de dinero en metálico, acuñado o no; y gente que en el momento del retorno vendió sus posesiones y llevó el dinero a Jerusalén. También hay que contar con donativos de los que se quedaron en Babilonia y que pudieron ser importantes. No parece que en aquel momento se pudiera cobrar a los desterrados el impuesto personal por el templo.

2,70 Esto daría para la capital una población inicial de repatriados de más de cinco mil habitantes; los otros empleados del templo no podían vivir muy lejos de la capital, aunque acudiesen por turnos.

La noticia deja un vacío narrativo porque supone un vacío geográfico. ¿No había habitantes en Jerusalén y en Judá cuando llegaron los repatriados? Baste recordar la codicia de los pueblos vecinos, idumeos, filisteos y también moabitas y amonitas, que podían entrar en territorio de nadie; añadamos la práctica de establecer colonos, militares o civiles en las regiones despobladas; contemos también con los judíos que no fueron al destierro (2 Re 25,12) y con los vecinos samaritanos. Si algunos judíos residentes en la vieja patria esperaban con ansia o con afecto a sus hermanos, otros muchos residentes verían en ellos intrusos y rivales. La llegada no sería tan fácil y pacífica como da impresión el relato. Por otra parte, ¿dónde se hospedaron los recién llegados, si la ciudad era un campo de ruinas? Cincuenta mil personas entrando de golpe en una zona reducida y parciamente poblada no es asunto indiferente. Se ve que el autor prescinde, en este momento trascendental, de particulares penosos, para exaltar el acontecimiento histórico trascendental.

ESDRAS. ÍNDICE.

  ESDRAS Y NEHEMÍAS. INTRODUCCIÓN. ESDRAS. CAPÍTULO I ESDRAS. CAPÍTULO II ESDRAS. CAPÍTULO III ESDRAS. CAPÍTULO IV ESDRAS. CAPÍTULO V ESDRAS...