El problema de los matrimonios con extranjeras (Neh 13)
91Más adelante se me acercaron las autoridades para decirme:
-El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas han cometido las mismas abominaciones que los pueblos paganos, cananeos, hititas, fereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos; 2ellos y sus hijos se han casado con extranjeras, y la raza santa se ha mezclado con pueblos paganos. Los jefes y los consejeros han sido los primeros en cometer esta infamia.
3Cuando me enteré de esto, me rasgué los vestidos y el manto, me afeité la cabeza y la barba y me senté desolado. 4Todos los que respetaban la Ley del Dios de Israel se reunieron junto a mí al enterarse de esta infamia de los deportados. Permanecí abatido hasta la hora de la oblación de la tarde. 5Pero al llegar ese instante acabé mi penitencia, y con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, 6diciendo:
-Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza y nuestra culpa llega al cielo. 7Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas, y por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes y sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. 8Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. 9Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.
10>> Y ahora, Dios nuestro, ¿qué podemos decir después de todo esto? 11Hemos abandonado los preceptos que nos diste, por medio de tus siervos los profetas, diciendo: "La tierra que vais a poseer es una tierra manchada por la inmundicia de los pueblos paganos, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo a otro, por sus impurezas. 12Por consiguiente, no entreguéis vuestras hijas a sus hijos ni caséis a vuestros hijos con sus hijas; no pretendáis nunca su alianza ni su favor; así os haréis fuertes, comeréis los frutos de la tierra y se la legaréis a vuestros hijos para siempre".
13>> Después de todo lo que nos ha ocurrido por nuestras malas acciones y nuestra grave culpa -aunque tú, Dios nuestro, has estimado por lo bajo nuestros delitos y nos has dejado salir con vida-, 14¿volveremos a violar tus preceptos, emparentándonos con estos pueblos abominables? ¿No te irritarías hasta acabar con nosotros sin dejar un resto con vida?
15>> Señor, Dios de Israel, este resto que hoy sigue con vida demuestra que eres justo. Nos presentamos ante ti como reos, pues después de lo ocurrido no podemos enfrentarnos contigo>>.
Explicación.
9 En este capítulo y en el siguiente narra Esdras su acción en un asunto que considera trascendental: la cuestión de los matrimonios mixtos. ¿Traía ya el asunto en programa cuando volvió de Babilonia? El relato comienza con un empalme indefinido y el autor habla como si no estuviera enterado del problema, como si otros hubieran tomado la iniciativa. ¿Qué encontraba el "experto letrado" en la Ley? En los libros históricos podía ver a un Abrahán ansioso por casar a su hijo con una mujer del clan (Gn 24,4.10), y algo semejante en el caso de Jacob (Gn 28,1-2); pero a la vez encontraba que José se casaba con una extranjera (Gn 41,45), y lo mismo Moisés, sin que Dios lo reprobara (Éx 2,21; Nm 12,1). David y Salomón tomaron mujeres extranjeras por razones políticas o por amor, sin peligro para el primero, con graves consecuencias para el segundo. En Rut semejantes matrimonios aparecen como cosa natural. Si los prohíben enérgicamente Ex 34,16 y Dt 7,1-4, los permite Dt 20,14ss y 21,10ss. El letrado tendrá que interpretar los textos según la situación presente.
Esdras lo reprueba con toda el alma: lo llama infamia, pecado, reato, también delito, mala acción, infracción de la Ley (los tres últimos, en el texto de confesión). Reacciona con pasión y energía. ¿Por qué?
En sus palabras apunta el motivo racial y de identidad nacional: "La raza (= semilla) santa se ha mezclado", domina el peligro religioso de la contaminación. El peligro de idolatría o sincretismo era lo que motivaba la prohibición de Éx y Dt, un peligro que se volvería a presentar. En una época de convivencia relativamente pacífica de muchos pueblos dentro de un gran Imperio unificado, el peligro máximo era perder la identidad nacional, que era de signo religioso; el peligro ya no era ser aplastados o arrollados por tropas enemigas. El ejemplo de Samaría se asomaba amenazando. De poco valía un templo único si las familias los acompañaban con cultos y ritos extraños; de poco valía la muralla levantada por Nehemías si se colaba dentro el tentador: "si la mujer que se acuesta en tus brazos te incita a escondidas..." (Dt 13,7).
Es el peligro de cometer las "abominaciones" de los paganos, de caer en su "impureza", tanto en el culto como en el modo de vida. Si los judíos no conservan pura su fe, ¿qué función específica conservan en medio de los pueblos?; si quebrantan el mandato del Señor lo irritarán y serán aniquilados. Si Jerusalén quería conservar una posición rectora en la desperdigada "comunidad" de los judíos, tenía que conservar enérgicamente su identidad e integridad.
Este parece haber sido el razonamiento de Esdras (puede completarse con las indicaciones de Nehemías en 13,23-27). El registro dio un total de 113 casos: ¿tantos como para poner en peligro una población de muchos millares? Los judíos repatriados llevaban ya más de un siglo en Judá: a lo mejor faltaron en alguna ocasión mujeres, ya que todavía se practicaba la poligamia; o bien las frecuentes relaciones con otras poblaciones ofrecían ocasiones frecuentes para emparentar con ellas. La acción enérgica de Esdras pretende cortar y prevenir.
La lista de pueblos citados es el viejo septenario, más Egipto: es una alusión al Dt más que una descripción realista, o una mezcla de lo presente con lo pasado.
9,2 "Semilla santa": según expresión de Is 6,13 (anuncio de restauración). "Se ha mezclado": según la expresión de Sal 106,35 (liturgia penitencial).
9,3 La reacción de Esdras resulta teatral. No se dispone a actuar, sólo extrema sus gestos y palabras de dolor: para contagiar a otros, para hacerse rogar. En otros tiempos, un Jeremías o un Ezequiel ejecutaban pantomimas para pronunciar sus oráculos y denunciar sus pecados a los israelitas; el letrado no dispone de oráculos, pero sabe recurrir a gestos dramáticos.
Como la actuación es modelo penitencial, conviene notar los ritos y el texto. Primero, la penitencia que se hace sentado en el suelo, en silencio, con muestras convencionales de luto; después viene la confesión de los pecados, que se hace de rodillas con los brazos en alto, acompañado con llanto la súplica.
9,4 Esto lo hace el sacerdote en un sitio patente del templo, acompañado de un grupo que va engrosando. "Los que respetaban...": el sentido podría ser también: "Todos los que temían las amenazas de Dios por esa infamia...". El atardecer es la hora penitencial en Sal 30,6 y en Dn 9,21 (texto parecido al presente).
9,5 De rodillas como postura cúltica: 1 Re 8,54; 19,18; Dn 10,10.
9,6 "Llega al cielo", por su masa, porque se acumula; también porque provoca la mirada y reacción de Dios.
9,6-15 La confesión de los pecados responde a un modelo que se repite después del destierro (Neh 9; Dn 9; Bar 1,15-3,8). La situación es de juicio bilateral o careo entre Dios y el pueblo; es decir, Dios no se presenta como juez, sino comparte ofendida. De las dos partes, una tiene razón y otra no, una es inocente y la otra culpable, una es justa y la otra es injusta. A la acusación (al menos implícita) del Señor responde el hombre confesando su culpa y la correlativa inocencia de Dios en las relaciones mutuas. En esta confesión es frecuente remontarse a los pecados de los antepasados, haciéndose solidario de ellos; el pecado se amplifica con agravantes diversos -repetición, gravedad, no escarmentar-; después viene la súplica de perdón y la promesa de enmienda.
El texto que aquí leemos es típico, adaptado a la situación presente. Esdras se hace portavoz de la comunidad. No es difícil escuchar en sus palabras reminiscencias de salmos penitenciales.
9,7 La situación actual continúa la precedente en cuanto son un pueblo vasallo, una simple provincia de un imperio.
9,8 El momento de gracia es el favor del soberano. Is 54,8 afirma que la cólera es brevísima; el favor, duradero; la plegaria de Esdras deja una impresión más pesimista. Una "estaca" con que clavar una tienda de campaña o como clavo en la pared del que cuelgan utensilios: la primera interpretación se inspira en la visión de la tierra y la ciudad como una gran tienda de campaña que acoge a los ciudadanos (Is 54,2); la segunda se inspira en is 22,23-24. En ambos casos, la estaca sería metáfora del jefe de la comunidad, designada aquí como "resto". Se trataría del jefe civil, es decir, de Nehemías, si todavía ejercía el poder; no parece que se refiera al descendiente de David, Jatús hijo de Secanias (8,3).
"Dando luz...": Sal 13,4 (conservar la vida); Prov 29,13. La esclavitud es el vasallaje, evocando de paso la esclavitud de Egipto.
9,9 La tapia figura como metáfora de protección de límites: referida a Jerusalén, es la muralla reconstruida por Nehemías; referida a Judá, es la frontera definida frente a los pueblos vecinos.
9,11-12 Las frases provienen más bien de la Ley. Entre los profetas, el sacerdote Ezequiel tiene expresiones semejantes (22,10; 36,17). La promesa final no es una consecuencia obvia de la pureza racial, sino premio o bendición divina por la observancia de la Ley. Una Ley de signo cúltico que prohíbe el contacto con objetos y personas contaminadas: el pueblo "consagrado" no puede juntarse con pueblos contaminados so pena de contaminación y execración.
9,13-14 Aceptando el último castigo como escarmiento saludable y reconociendo que ha sido inferior a la culpa, Esdras pronuncia el propósito de enmienda en forma de interrogación retórica. is 40,2 indica que el castigo ha sido mayor de lo merecido; en cambio, Sal 103,10 dice que "no nos trata como merecen nuestros pecados". El haber dejado un resto es el límite puesto siempre al castigo merecido.
9,15 En las relaciones de Dios con su pueblo, Dios ha cumplido su palabra, y por eso es justo, inocente, tiene razón; que ha cumplido su palabra lo prueba la vida de ese resto. En cambio, Israel no ha cumplido su palabra, su promesa de vasallaje y obediencia; por eso es reo, culpable, incapaz de subsistir en el pleito con Dios. Sólo puede apelar a la misericordia.
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