61El rey Darío ordenó investigar en la tesorería de Babilonia, que servía también de archivo, 2y resultó que en Ecbatana, la fortaleza de la provincia de Media, había un rollo redactado en los siguientes términos:
<<Memorándum.
3>>El año primero de su reinado, el rey Ciro decretó a propósito del templo de Jerusalén: Constrúyase un templo donde ofrecer sacrificios y echen sus cimientos. Su altura será de treinta metros y su ancho de otros treinta. 4Tendrá tres hileras de piedras sillares y una hilera de madera nueva. Los gastos correrán a cargo de la corona. 5Además, los objetos de oro y plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor trasladó del templo de Jerusalén al de Babilonia, serán devueltos al templo de Jerusalén para que ocupen su puesto en la casa de Dios.
6>>Por consiguiente Tatenay, sátrapa de Transjordania, Setar Boznay y vuestros colegas, las autoridades de Transeufratina, manteneos al margen 7y permitid al sátrapa y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. 8En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. 9Los novillos, carneros y corderos que necesiten para los holocaustos del Dios del cielo, igual que el trigo, la sal, el vino y el aceite se les proporcionarán sin falta cada día, según las indicaciones de los sacerdotes de Jerusalén, 10para que ofrezcan sacrificios al Dios del cielo rogando por la salud del rey y de sus hijos.
11>>Asimismo, ordeno: al que no cumpla este edicto, arrancarán una viga de su casa y lo empalarán en ella, y convertirán su casa en un montón de escombros. 12Y a todo rey o pueblo que, transgrediendo esta orden, intente destruir el templo de Jerusalén, el Dios que le ha dado su nombre lo aniquile.
>>La orden es mía y quiero que se cumpla a la letra. Darío>>.
13Tatenay, sátrapa de Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas hicieron puntualmente lo que había mandado el rey Darío. 14De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.
15El templo se termino el día tres del mes de marzo, el año sexto del reinado de Darío. 16Los israelitas -sacerdotes, levitas y resto e los deportados- celebraron con jubilo la dedicación del templo, 17ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos -uno por tribu- como sacrificio expiatorio por todo Israel. 18El culto de templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clanes, como manda la Ley de Moisés.
19Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes de abril; 20como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes sus hermanos y para ellos mismos. 21La comieron los israelitas que habían vuelto del destierro y todos los que, renunciando a la impureza de los colonos extranjeros, se unieron a ellos para servir al Señor, Dios de Israel. 22Celebraron con gozo la fiesta de los Ázimos durante siete días, festejaban al Señor porque, cambiando la actitud del rey de Asiria, los animó a trabajar en el templo del Dios de Israel.
Explicación.
6,1-2 Babilonia era la capital de invierno; Susa y Ecbatana, capitales de verano. Es posible que Ciro se encontrara en Ecbatana cuando llegó el momento de promulgar su edicto de tolerancia y que el documento se conservase en aquel archivo real.
6,3-5 Sabemos por otros documentos conservados que los monarcas persas descendían a reglamentar cuestiones cúlticas de sus vasallos. En rigor, estos decretos respondían a peticiones concretas de quienes querían estar avalados por la autoridad suprema; sonaban a órdenes y eran permisos. Si Ciro se asesoró con funcionarios judíos, se comprende que éstos quisieran expresar en el decreto mismo el vínculo del nuevo templo con el antiguo, por el lugar y por la estructura.
También es conocida la costumbre de sufragar semejantes gastos religiosos a expensas de la corona; en la práctica significaba canalizar parte de los impuestos.
Por economía narrativa o por razones administrativas sólo se cita una parte del decreto imperial: cuanto basta para responder a la consulta.
6,7 El verso indica que Judá tenía administración propia, con un gobernador y un Senado; según otros datos, el gobernador era Zorobabel. Formaban el Senado algunos jefes de familia o clan y quizá algunos sacerdotes.
6,8 Con esta disposición la corona no desembolsa fondos propios; a lo más renuncia a una parte de los impuestos, haciéndolos derivar directamente a los interesados. Todo quedaba dentro de los límites de Transeufratina.
6,10 Las oraciones por el emperador son cosa conocida; véase Jr 29,7. Era una manera de reconocer el vasallaje en el ámbito del culto. Una contrapartida valiosa a cambio de la subvención, aun prescindiendo de las convicciones religiosas del monarca. En el documento de Ciro citado son los dioses inferiores los que han de suplicar a Marduk por el bienestar de Ciro.
6,11-12 El final no es específico de la carta presente, sino que acompañaba los decretos imperiales. El mismo tipo de castigo escoge el autor de Ester para hacer morir a Amán (Est 7) y es conocido por relieves antiguos. En cambio, el segundo delito o ha de vengar el dios interesado. La fórmula "dar nombre" o imponer su nombre es de ascendencia deuteronómica.
6,13-14 El resultado final de la inspección fue muy favorable para los judíos, pues si el sátrapa cumplió puntualmente la orden real tuvo que suministrar fondos para la empresa. Este apoyo económico, unido al esfuerzo de los judíos, hizo adelantar las obras, que se terminaron en menos de cinco años. Nombrar aquí al rey Artajerjes es evidente anacronismo.
6,15-18 Para el Cronista, estos versos se han de leer teniendo presentes los capítulos sobre la primera construcción y organización del culto (2 Cr 3-7). Es una fiesta de los "deportados", según la legislación tradicional y representando a las doce tribus. Los repatriados son ahora el verdadero Israel de las promesas. Sobre la legislación aludida, véase Nm 7.
6,19 Con este verso retorna la lengua hebrea. La celebración de la Pascua está sugerida en primer lugar por la fecha de la dedicación; como al regreso la primera fiesta fue la de las Chozas, así ahora toca la Pascua. Puede haber otra razón más sustancial: cuando los israelitas penetraron en tierra de Canaán, celebraron en seguida la Pascua, cerrando el ciclo de la salida de Egipto y abriendo la etapa histórica en la tierra (Jos 5). Es lógico que la nueva etapa se inaugure también con esa fiesta. La novedad fundamental es la presencia del templo: la construcción del templo ha tenido tal importancia teológica, que sólo con ella se cerró la etapa del caminar y comenzó el descanso. También ahora, después de los trabajos de reconstruir el templo, comienza una etapa histórica que se inaugura con la solemne Pascua de los judíos.
6,21 Esto cambia un poco la visión simplificada del v. 16: los repatriados admiten a otros a compartir la celebración. La legislación de Ex 12,48-49 permite comer la Pascua a los emigrantes que se circunciden, pues por ese rito se incorporan a la comunidad de Israel. El texto presente no habla de circuncisión, sino de apartarse de la impureza o contaminación: ¿se trata de judíos no desterrados, o de extranjeros prosélitos?l Es más probable lo primero. Los judíos que no fueron al destierro no constituyen el núcleo auténtico del pueblo, pero pueden reintegrarse plenamente. Para ello no necesitaban circuncidarse (lo han seguido haciendo entre tanto) y sí necesitaban abjurar o renunciar a prácticas ilegítimas. La "contaminación" de que habla corresponde al "oprobio" de Egipto que remueven los israelitas antes de comer la Pascua en la tierra prometida (Jos 5,9), y responde análogamente a la exigencia de abjuración antes de renovar la alianza (Jos 24,23).
Según esta interpretación, el templo reconstruido comienza a atraer y a reconstruir la unidad nacional con su presencia. Algo semejante sucedió en tiempos de Josías (2 Cr 34). Con todo, la formulación es genérica, quizá intencionadamente, como dejando la puerta abierta a los prosélitos, respondiendo a la visión universalista de Zacarías (8,20-23).
6,22 Nos suena extraña esa mención del "rey de Asiria. Aunque Darío sea heredero del trono de Babilonia y mediatamente del de Asiria, nunca un monarca persa llevó semejante título. Si leyéramos sin artículo "de un rey asirio", el adjetivo serviría para sugerir una cualidad; como quien dice, "de un rey hostil". Puede deberse sencillamente a un cambio posterior, cuando los seléucidas o sirios eran designados en clave "asirios". Dios "cambia el corazón" (1 Re 18,37).
Con el templo reconstruido y con el rodar del calendario litúrgico comienza una etapa de silencio histórico que dura casi setenta años (515-448). Es la época de las guerras con Grecia. A Darío sucede Jerjes, el Asuero del libro de Ester, y a éste, Artajerjes. En esta época caen probablemente diversos oráculos recogidos en la sección de Isaías 56-66. También en esta época sucedería un intercambio cultural de los judíos con ideas del parsismo.
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